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Julia Arrivillaga Hernández
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Madre, Activista, Ciudadana, actualmente Directora de Análisis y Estadística del Observatorio Ciudad ...
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El 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, en todo el país se realizaron marchas de protesta para visualizar las violencia que vivimos. Todos los días se asesinan a 11 mujeres, más de la mitad hemos sido víctimas algún tipo de violencia. Una de cada tres sufrimos acoso en el espacio público, una de cada cinco algún incidente de violencia sexual, esto según las encuestas de INEGI. De estos datos proviene la rabia.
Como parte activa de quienes participamos aquí en Villahermosa, me atrevo a comentar algunos puntos:
La manifestación mostró el hartazgo ante la respuesta del Presidente con el “Ya Chole”, los oídos sordos a “Romper el Pacto”, los reclamos y el rechazo de candidatos agresores y violentadores sexuales como el caso de Félix Salgado Macedonio.
Quienes caminamos, observamos al frente a las víctimas y familiares. Madres que buscan a sus hijas e hijos desparecides, el colectivo de madres víctimas de Alienación Infantil, detrás venían niñas, jovencitas, reporteras y demás mujeres.
Sin embargo, lamentablemente, un día después de la manifestación, se habló, principalmente de las pintas al edificio de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, los cristales rotos y la correteada a hombres que insistían en tomar fotos y cubrir el recorrido pese a la advertencia, días previos, de ser una marcha separatista.
Es entendible el enojo de las mujeres que durante meses, tal vez años, denuncian sin recibir compromisos concretos ni respuestas a sus casos de hostigamiento por parte de maestros y compañeros de la UJAT. Esa rabia quedó manifestada en las paredes de los centros escolares.
Por otro lado, se agradece las voces de los aliados, pero exigimos respeto.
¡No, es no! cuando una mujer no acepta una caricia.
¡No, es no! cuando se rechaza un piropo.
¡No, es no! cuando se habla de una marcha con participación únicamente de mujeres.
Aplica en todos los ámbitos. Sin embargo, hubo quienes insistieron en desatender las indicaciones con la consecuencia mencionada.
Para finalizar, escuchamos las denuncias públicas de madres violentadas institucionalmente y víctimas nombrando acosadores, cantamos, brincamos. Quienes participamos vivimos una fiesta de sororidad. Afueran nos llamaron vándalas, pese a los calificativos, el próximo año saldremos nuevamente a las calles, hemos perdido el miedo.
Julia Arrivillaga
@jarrivillaga
@octabasc