Un punto de inflexión es “momento crítico en la vida de una persona o el desarrollo de una sociedad, pues conlleva un cambio significativo en su dirección”. Más allá de posturas extremas que descalifican la primera elección judicial en México -abrumadora mayoría mediática- o posturas que la refieren como éxito, importa comprender por qué esta elección puede ser un punto de inflexión: democratizar el poder judicial en pro de la eficiencia para la impartición de justicia, anhelo einmemorial del México independiente. Deuda histórica de 204 años.
Hay opositores que no están interesados en analizar y proponer en torno a este punto de inflexión. Para ello, 1) llamaron a no votar el 01 de junio y 2) se propusieron defender a un elefante que no caminaba: el Poder Judicial que despachaba al gusto de las élites. ¿Había que mantener intocable a la burocracia dorada de toga y birrete? Ojalá nadie diga que sí a ese despropósito. Desde luego, hay errores en la ruta de la reestructuración judicial. Tendrán que corregirse. La presidenta Claudia Sheinbaum reconoce que “todo es perfectible”. La segunda elección judicial (2027) deberá mejorar mucho. Ahora bien: lo que no debe hacerse es plantear el inmovilismo judicial por nostalgia del modelo neoliberal, con grupos de interés que tuercen el brazo de un poder institucional. No es ético plantear que la elección por voto ciudadano de ministros, jueces y magistrados es la encarnación del mal que lleva a la dictadura. Enrique Krauze no tuvo reparo en hablar de “la república destruida”. Lamentable.
Veamos un enfoque distinto al todo o nada (Paloma Franco): “El panorama político y judicial de México ha experimentado una sacudida trascendental. La inédita elección popular de jueces y magistrados, una reforma impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y concretada bajo la administración de Claudia Sheinbaum, ha culminado con una Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) cuya composición se inclina decididamente hacia figuras cercanas o propuestas por Morena. Esta transformación no solo reconfigura la cúpula del Poder Judicial, sino que plantea interrogantes fundamentales sobre la independencia judicial y los contrapesos democráticos en el país.” ¿Qué falta en este análisis? Mencionar la decisión opositora para boicotear la elección judicial. Decisión que optó por rasguñar la legitimidad del nuevo proceso, lo que de poco sirve a quienes se oponen al proyecto de nación de la 4T: “a la oposición le ganó la flojera: optó por la salida fácil de abstenerse”, planteó Denise Maerker. Certeza: las elecciones judiciales se seguirán realizando mientras no haya cambios constitucionales que requieran mayoría calificada en el congreso federal y 17 Estados. ¿Participará con argumentos la oposición, en lugar de abstenerse sin estrategias?
Veamos cómo Paloma Franco afina su análisis con mirada ciudadana: “la promesa de una justicia más honesta y expedita estará bajo la lupa, y los nuevos impartidores de justicia deberán demostrar si la elección popular se traduce realmente en una mejora del sistema o si, por el contrario, profundiza su politización”. En esa operatividad eficiente, sin favoritismos, se juega la democratización del poder judicial.
Mientras tanto, no hay que pedirle peras al olmo. Se trata de la construcción de una nueva cultura democrática en México, aunque la Organización de Estados Americanos (OEA) no recomienda la experiencia a otros países. Ser juez en misiones de observación electoral es impropio de la OEA, según el artículo 3° de sus estatutos: “todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social, y a organizarse de la forma que más le convenga”. Esto se lo recordó la cancillería mexicana a la OEA. Es pertinente pulir los procedimientos de la elección judicial. Aunque esto pertenece a nuestro país, por cuestión soberana.
Finalmente, un problema central que ataca la reforma judicial es el nepotismo como mal histórico de México: privilegiar relaciones familiares para acceder a cargos públicos y repartir el pastel a discreción. ¿Qué se dice sobre esto? Nada. Hay otros ángulos de análisis que ayudarán a comprender el punto de inflexión/elección judicial, que llegó para quedarse.
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