Digo “nuestros” porque, independientemente de si nos suben a la balanza con aranceles, el solo hecho de ser vecinos de la que por décadas se ha considerado la nación más poderosa del mundo implica que, si entran en recesión y crisis económica, nos llevarán de corbata.
Si bien tú, como muchas otras personas, te estarás preguntando: “¿Pero qué le pasa a este loco?” (refiriéndote a Trump), debo decirte que no está loco. Es algo peor. Es un psicópata funcional, declarado así por expertos médicos en la materia, hecho que comparte la comunidad científica, criminológica y forense de diversas partes del mundo.
Permíteme aclarar algo importante antes de entrar en materia. No todos los psicópatas son asesinos, como algunos creen. Si bien la psicopatía es considerada un trastorno mental, solo el 1 % de la población mundial tiene psicopatía grave.
Ahora, de ese total de psicópatas que existen, la gran mayoría son psicópatas funcionales. Esto significa que se adaptan e integran a la sociedad como personas comunes, sin que se sospeche siquiera de su padecimiento. Es más, muchas veces ni ellos mismos saben que lo tienen.
Estas personas tienen una manera muy peculiar de actuar. También podemos aprender a reconocerlos: es como si en una licuadora metieras a todas las personas de las que hablan Paquita la del Barrio y Lupita D’Alessio en sus canciones, le agregas unas gotas de narcisismo, mezclas bien y aderezas con emociones negativas como la ira, el desprecio y la hostilidad. Y para que sea un psicópata genuino, no deberá tener nada de empatía. Así que no esperes lealtad, amor o amistad, porque no saben cómo sentirlo, pero fingen perfectamente.
Aclarado el punto, pasemos al asunto de nuestro interés. Trump es un psicópata que se encuadra dentro de la categoría de psicópata primario. Tiene una predisposición genética para rasgos psicopáticos, donde la infancia y la crianza jugaron un papel importante. Además, posee lo que el destacado criminólogo y catedrático español Vicente Garrido llama el “núcleo duro de la psicopatía”: por una parte, son crueles; sin embargo, emocionalmente superficiales, mentirosos y manipuladores. Por otra, no sienten miedo al castigo ni ansiedad por los efectos destructivos que pueda causar su comportamiento en los otros o en la sociedad, y por ello mismo, tampoco tienen sentido de culpa.
Así que con Donald Trump, lo único tierno podría ser su nombre de pila, ya que es considerado un psicópata impulsivo que destaca precisamente por su impulsividad, lo cual lo hace menos inteligente, exhibicionista y provocador. Lo que nos permite entender por qué siempre anda de bravucón.
Trump hace lo que se le da la gana y, al ser impulsivo, se deja llevar por sus emociones (todas negativas) y, mucho peor aún, no tiene pena (porque no la conoce) de decir a los cuatro vientos que hace lo que se le da la regalada gana… pero, desde luego, en inglés.
Estas características lo convierten no solo en un gran villano, sino también en el hombre más peligroso del mundo.
Y si te estás cuestionando en estos momentos cómo es posible entonces que un hombre así no solo haya sido presidente, sino que esté por segunda vez buscando ocupar el cargo, la respuesta es sencilla: los psicópatas son buenos mentirosos. No son ni más inteligentes ni mejores que las personas que no tienen psicopatía, es decir, el común de la gente. Pero como mienten tantas veces, tan frecuentemente, se vuelven expertos en la mentira y en el arte de la manipulación.
Dicho sea de paso, ¿sabían que la política es uno de los oficios favoritos de los psicópatas? En dicho medio no dudes hallar alguno. Por ejemplo, Putin es un psicópata funcional, pero a diferencia de Trump, es un psicópata controlado, muy al estilo del célebre Francis Underwood de la serie House of Cards.
El mundo que nos espera en los próximos meses
Decir exactamente qué pasará mañana es imposible. Lo que sí podemos es saber qué esperar con Trump: nada bueno.
Y aunque la psicopatía no se considera como tal una enfermedad, Trump posee ideas peligrosas, surrealistas, como la expuesta en su video de campaña en 2024 para la presidencia, donde afirmaba haber sido enviado por el Todopoderoso para resolver todos los problemas de Estados Unidos.
Lo más grave es toda la gente que le cree, que es influenciada por sus declaraciones y a quien contagia con ese odio racial, expresado no solo hacia los migrantes, sino hacia todo lo que no es de origen estadounidense.
Qué bueno sería que de ahora en adelante cada candidato fuera evaluado psiquiátricamente y así demostrar si es o no apto para gobernar. Pero eso es soñar y perder el tiempo, porque la triste realidad es que a casi nadie le importa.
Mientras tanto, como diría José Luis Rodríguez “El Puma”: “Agárrense de las manos”, porque esto se va a poner feo.
Y tú, ¿estarías dispuesto a dejarle tu futuro a alguien que no siente culpa ni empatía?
Paseo Usumacinta s/n Esq Ayuntamiento. Col Gil y Sáenz, Villahermosa, Tabasco