martes 24 diciembre 2024 1:22 PM
Redactor : Rosario Castañón
El papa Francisco deseó que el Jubileo que comenzó con la apertura de la Puerta Santa dé esperanza a los países abrumados por las deudas y profanados por la guerra, en su homilía de la Misa del Gallo celebrada en la basílica de San Pedro.
"En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta noche, Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti!", dijo Francisco, que agregó que "Dios perdona siempre y lo perdona todo".
Francisco abrió antes de celebrar la Misa del Gallo la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, un gesto que ocurre sólo en ocasión del Jubileo, y por la que pasarán los cerca 32 millones de peregrinos que se esperan en este Año Santo para ganar la indulgencia, el perdón de los pecados.
Tras la apertura de la puerta, para lo que golpeó varias veces con el puño y no empujó como era habitual, Francisco entró en silla de ruedas en completo silencio a la basílica mientras fuera de la plaza se escuchaban las campanas de San Pedro y se colocó como en los últimos años por sus problemas de movilidad en un lado del altar mientras celebraba la misa el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio.
En la plaza de San Pedro se congregaron cerca de 20.000 personas y unas 6.000 en el interior de la basílica para seguir este acto de inicio del Jubileo, tras acceder entre imponentes medidas de seguridad por pasillos establecidos y detectores de metales.
En su homilía, el papa deseó que este sea un Jubileo de esperanza "para nuestra madre tierra, desfigurada por la lógica del beneficio; que llegue a serlo para los países más pobres, abrumados por deudas injustas; que llegue a serlo para todos aquellos que son prisioneros de viejas y nuevas esclavitudes".
Y afirmó que "todos nosotros tenemos el don y la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido; allí donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, en los fracasos que destrozan el corazón; en el cansancio de quien no puede más, en la soledad amarga de quien se siente derrotado",
Y también, agrego, "en el sufrimiento que devasta el alma; en los días largos y vacíos de los presos, en las habitaciones estrechas y frías de los pobres, en los lugares profanados por la guerra y la violencia".
Y recordó en uno de los pasajes de la homilía: "Pensemos en las guerras, en los niños ametrallados, en las bombas en las escuelas".
Fuente: EFE/ Mrcv/ Foto: EFE
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