Tengo amigas que nunca se han cortado el cabello, porque el largo en que lo llevan es como les gusta a sus parejas. Que no visten ciertos atuendos porque a sus parejas les parece inapropiadas o, que no tienen ciertas amistades, porque sus esposos, los rechazan. No son dueñas de ellas mismas. Ni siquiera en detalles irrelevantes sobre su persona reparan que no pueden tomas sus propias decisiones. En 2006, cuando nació mi segundo hijo, en medio de la cesárea (ya que estaba consciente, le recordé a mi ginecólogo que debía realizarme la salpingectomía que habíamos pactado en consulta, y recuerdo que su primera respuesta fue: “no puedo, porque tu esposo no ha firmado”. Me puse como una fiera, (en primer lugar, el esposo en turno estaba TAN preocupado por mí y por su hijo que estaba naciendo, que había tenido la desconsideración de no estar presente en tiempo y forma, en segundo, y mucho más importante, que diablos tenía él que firmar por mi cuerpo, pero increíblemente pasaba, incluso en este siglo XXI. Obvio, me realizaron el procedimiento. Esta semana, en Francia, se dictó sentencia de 20 años a su marido, Dominique Pelicot, sobre el caso de abuso sexual que la señora Giselel Pelicot sufrió por más de una década, por más de 51 hombres (aunque el número no es exacto), pues a manos de este, era drogada a tal grado, que su estado inconsciente, no registraba, el abuso que desconocidos, perpetraban en su domicilio, por invitación de su esposo, y que además eran grabados.
Gisele de 72 años, había criado hijos y eran incluso ya abuelos, pero no había nunca reparado que había estado casada por más de 50 años con un demente, o quizá sí, pero no tenía las pruebas ni la información necesaria para saber que hacer al respecto.
Gisele ha sido toda una heroína, pues más allá de buscar el anonimato, con la fuerza debida, ha dado la cara, luchando porque la vergüenza de estos sucesos, se trasladen a los responsables y no a la víctima. Permitió que los videos de la violaciones, salieran a la luz durante el juicio sin tener que ella esconderse, por más cruel o violentos que sean, pues ha dejado claro, que ella no tiene porque cargar con ningún estigma de algo que no es su culpa.
Lo interesante del caso, ha traído a la mesa el debate del “consentimiento”, cosa que me sorprende, pues en un país que podríamos definir como desarrollado, los perpetuadores, al ser interrogados, no se consideraban culpables pues alegaban que ellos no habían efectuado ningún abuso, ya que todo había sido realizado bajo el consentimiento y permiso de Dominique, esposo de Gisele. Lo que nos hace sentir que nos falta mucho todavía por trabajar en estos temas. Entre los involucrados se encuentran desde periodistas, enfermeros, hasta comerciantes. Datos importantes que no debemos dejar pasar: Dominique ya había estado involucrado en casos de violación y asesinato en 1999 y 1991 y además, estaba entrenando a Jean Pierre Marechal, de 63, implicado-invitado a las violaciones de Gisele, para que éste hiciera lo mismo con su esposa.
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