En mi colaboración pasada, hablamos del chisme con una anécdota digna de estudio. Pero hoy toca mirar otro comportamiento que, aunque repudiamos, está más presente de lo que queremos aceptar: los actos deshonestos. Sí, esos que parecen pequeños e "inocentes", pero que van desde decir que tu hijo tiene menos edad para pagar menos en el boleto de avión, hasta inflar habilidades en un currículum.
Y, ¿qué tiene que ver Alejandro Sanz con esto? Mucho más de lo que imaginas. Resulta que la ciencia confirma lo que él cantó hace 24 años en "Cuando nadie me ve". Porque sí, cuando nadie nos ve, podemos ser o no ser, y eso incluye nuestra honestidad.
El rechazo, esa chispa que enciende la deshonestidad
Investigaciones recientes, como las de la Universidad de Cambridge, confirman que muchas mentiras y fraudes no nacen de la ambición, sino del rechazo. Sí, ese golpe emocional que sentimos cuando alguien nos deja fuera, nos trata injustamente o nos menosprecia.
Es como si la tristeza y la sensación de "no valgo" se tradujeran en una especie de revancha: "Si ellos no juegan limpio conmigo, ¿por qué yo debería hacerlo?". Y de ahí se justifican conductas que, aunque pequeñas, no dejan de ser deshonestas.
Cuando nadie nos ve: el efecto del anonimato
Aquí entra la canción de Alejandro Sanz. En los entornos digitales, donde nadie te ve ni te conoce, las personas se sienten más libres para actuar de forma deshonesta. Desde falsificar información hasta asumir identidades que no son propias, todo parece valer.
Es como si el anonimato nos diera permiso para dejar de lado esa imagen de "buena gente" que tanto nos importa mantener en el mundo real.
La disonancia ética: justificando lo injustificable
Otro factor que influye es lo que los expertos llaman "disonancia ética". Básicamente, somos expertos en justificarnos al cometer actos deshonestos. Nos decimos cosas como: "Si ellos me piden horas extra sin pagarme, es justo que use una hora del trabajo para mis cosas personales". Así, lo que sabemos que está mal, lo pintamos como "lo correcto".
¿Y quiénes son más propensos a esto? Las personas creativas. Sí, esas que no solo son más deshonestas, sino también mejores para salirse con la suya.
Cansancio, presión y malas influencias
¿Te has preguntado por qué muchos errores ocurren al final del día? La respuesta es sencilla: estamos agotados. Cuando nuestra energía baja, también lo hace nuestro autocontrol, y es más fácil caer en la tentación. Por eso, la ciencia hoy nos revela que la gente es más propensa a engañar en este periodo de tiempo, ya que el cansancio y el ajetreo del día relaja la moral.
Además, el ejemplo cuenta. Si ves a alguien haciendo trampa o mintiendo, la probabilidad de que tú también lo hagas aumenta. Es la famosa "manzana podrida" dentro de la canasta y también la razón por la que este tema es relevante para la imagen pública.
Conclusión
Así que ya lo sabes: la deshonestidad no es solo una cuestión de valores, sino de emociones, entorno y hasta de cansancio. Por eso, entender cómo influyen factores como el rechazo o el anonimato puede ayudarnos a ser más conscientes de nuestras acciones.
Y como diría Alejandro Sanz, "cuando nadie me ve, puedo ser o no ser". Pero la verdadera pregunta es: ¿qué elegimos ser cuando no nos están mirando?
Paseo Usumacinta s/n Esq Ayuntamiento. Col Gil y Sáenz, Villahermosa, Tabasco