El modelo desarrollado por el primer presidente de origen obrero en la historia de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, mejor conocido como Lula, representa en la actualidad la opción viable al enfoque capitalista neoliberal que, con la amenaza de aumentar aranceles, desestabiliza el desarrollo económico de las naciones dependientes del comercio mundial.
Lula está entre los líderes que le sostienen la mirada desafiante de Donald Trump, esa medición de fuerzas es posible gracias a las características propias del país sudamericano; retirado geográficamente del centro de gravedad de Estados Unidos de Norteamérica, aliado comercial de China, Rusia, India y Sudáfrica, y la fuerza moral de un político de izquierda que está en su tercer mandato presidencial
¿Cuáles son las coordenadas del camino Lula? Ubiquemos cuatro rasgos:
1).-La decisión de separarse de la órbita estadounidense de dominio geopolítico. Este año, Brasil entró en pulso arancelario con Donald Trump y el asunto es más político que económico. EE.UU. se queja por el juicio a Jair Bolsonaro, expresidente derechista afín a Washington, acusado de orquestar un golpe de Estado tras perder su reelección en 2022. Lula consideró “inaceptable la injerencia de Estados Unidos en el sistema de justicia de Brasil”. Hay aranceles recíprocos del 50%, anunciados por Trump y Lula. Por cierto, EE.UU. no se quejó cuando Lula fue encarcelado 580 días en 2017, por el curioso cargo de “corrupción pasiva” (es decir: no se comprobó el delito ‘activo’) luego de su segundo mandato presidencial.
2) La decisión de integrar el BRICS, bloque económico de potencial geopolítico, con Rusia, India, China y Sudáfrica. Surgido en 2010, este bloque de países funciona como foro político y económico alternativo al G-7, de cooperación sur-sur, suma varios estados asociados y concentra el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y 40% de la población. Expertos económicos señalan: “Donald Trump, en su segundo mandato, es muy agresivo con nuevas reglas económicas por la existencia del BRICS”.
3) La decisión de cumplirle en justicia social al grueso de la población. El gobierno de Lula fue eficaz en materia de reducción de la pobreza, con programas sociales como Hambre Cero o Bolsa Familia, que contribuyeron a sacar de la pobreza a 30 millones de personas en menos de una década. Al terminar Lula su mandato, 52 millones de personas —27% de la población total— se beneficiaban del programa Bolsa Familia. ¿Le suena al lector este tipo de programas sociales? Es el camino que emprendió AMLO y la 4T en México.
4) La decisión de diversificar relaciones comerciales, lo que apunta a un mundo multipolar. Brasil tiene como segundo socio comercial a EE.UU. y el primero es China. Estrategia que también contempla México, con la inclusión de Rusia. Clave: ver el mundo más allá del cristal de EE.UU.
De condición humilde, Lula fue obrero metalúrgico y sindicalista. A mediados de los años 80’s ocupó la presidencia del sindicato de obreros de la metalurgia. Fue uno de los principales organizadores de las mayores huelgas durante la dictadura militar del 64 que pusieron en jaque al régimen y aceleraron su caída. Candidato a la presidencia de Brasil en varias ocasiones —1989, 1994 y 1998—, fue en 2002 cuando obtuvo la victoria. Durante sus primeros 8 años como presidente, hizo reformas y radicales cambios que produjeron la transformación social y económica de Brasil, que triplicó su PIB per cápita según el Banco Mundial, al punto de convertir a la República brasileña en potencia mundial y en la sexta economía más grande del mundo.
No ha sido un camino fácil. En julio de 2017 Lula fue condenado a nueve años y seis meses de prisión por el juez Sergio Moro. Primera vez en la historia de Brasil que se procesó penalmente a un expresidente. Lula se entregó en abril de 2018 y estuvo 580 días encarcelado. Fue imposibilitado legalmente para presentarse a las elecciones presidenciales de 2018, que ganó Jair Bolsonaro y quien nombró al juez Moro como ministro de Justicia. En noviembre de 2019, tras rebajar años de sentencia, se ordenó su liberación. En marzo de 2021 uno de los jueces de la Corte Suprema anuló las sentencias contra Lula, “debido a que el juez Moro carece de competencia para actuar en los delitos que imputó”. Corrupción pasiva. Se inició investigación al juez Moro. En 2023 la Corte Suprema de Justicia de Brasil se refirió a la condena de Lula como “un error histórico”.
Una vez libre, Lula se postuló de nueva cuenta para la presidencia de Brasil, y su primer triunfo fue vencer Jair Bolsonaro, aliado de Donald Trump, después encontrar salida a la dependencia comercial y política de Estados Unidos y luchar para mantener al país sudamericano como una nación libre y soberana. Una aspiración tan codiciada en tiempos de incertidumbre mundial.