De manera masiva el mundo comenzó a fantasear con la IA con las novelas de ciencia ficción de Isaac Asimov; de hecho el autor fue quién propuso las 3 leyes de la robótica, en el número de marzo de 1942 de Astounding Science Fiction, en su cuento “Runaround”; si leíste bien 1942. Estás 3 leyes no solo han inspirado a otras obras del género, sino que la ciencia las sigue como un ideal de lo que una máquina debe ser para el humano.
Una de las empresas pioneras en Inteligencia artificial es IBM con su tecnología “Watson”, presentada en 2010 y que vio su gran momento en 2011, cuando concursó en el programa Jeopardy, ganando a los campeones del momento Brad Rutter y Ken Jennings. Watson no está disponible para “jugar” como otros sistemas abiertos al público, pero sus usos impactan de manera directa a la medicina, los negocios y las finanzas.
La inteligencia artificial está inmersa en nuestra vida, incluso muchos sin saberlo la utilizan y disfrutan todos los días.
Con mayor frecuencia en los hogares encontramos bocinas o dispositivos inteligentes que resuelven ciertas necesidades como conocer el clima, leer el correo electrónico, identificar una canción que está sonando, poner música, etc. sistemas como Alexa y Siri utilizan inteligencia artificial para realizar acciones concretas o encontrar información por nosotros.
El sistema de navegación de los autos Tesla, utiliza también IA para identificar obstáculos o posibles riesgos en el camino, facilitando la conducción para evitar accidentes.
Cuando hacemos una búsqueda en Google, varios sistemas de IA trabajan en fracciones de segundos para entregarnos un resultado muy relevante a lo que necesitamos.
Existen aplicaciones móviles que monitorean el sueño del usuario y permiten determinar patrones de sueño profundo, ronquidos, amnea, etc. todo esto lo hacen con IA.
La IA forma parte de nuestra vida aunque no la tengamos presente. Más allá de los debates sobre la dependencia de las personas hacia la tecnología, ésta nos rodea y facilita la vida directa o indirectamente.
Existen muchas y variadas definiciones, pero todas coinciden en definirla como el poder que tiene una máquina para pensar, entender y razonar imitando esos procesos del cerebro humano. En otras palabras se entrena a la maquina para pensar como un humano, pero sin las desventajas del cansancio, sentimentalismo u otro tipo de sesgos que afectan a la propia inteligencia humana.
El término inteligencia artificial fue acuñado en 1955 por John McCarthy. En 1956, McCarthy junto con otros organizaron una conferencia a la que llamaron “Proyecto de Investigación de Verano de Dartmouth sobre Inteligencia Artificial”. A partir de aquí se comenzó a hablar e investigar seriamente sobre machine learning, deep learning, predictive analytics y otros conceptos relacionados a data science.
Ante de continuar definamos que es “arte”. De acuerdo a Merrian-Webster, “Arte es el uso consciente de la habilidad y la imaginación creativa, especialmente en la producción de objetos estéticos”. Haciendo un ejercicio de interpretación, el arte es la combinación de habilidad con imaginación para crear un objeto que resulte “estético”.
Actualmente hay varias herramientas que permiten generar material gráfico con inteligencia artificial. Tres de los proyectos más grandes en este sentido son OpenAI con Dall-E, Midjourney y Estable Diffusion, utilizando el método VQGAN+CLIP para generar imágenes a partir de entradas de texto.
VQGAN+CLIP es una arquitectura de red neuronal basada arquitectura CLIP publicada por OpenAI en enero de 2021. y se puede definir como un algoritmo que utiliza un modelo de conversión de texto en imagen para genera imágenes de tamaño a partir de un conjunto de instrucciones de texto.
OpenAI es una organización de investigación en inteligencia artificial fundada por Elon Musk y Sam Altman que inició su trabajo en diciembre de 2015 con una inversión inicial de mil millones de dólares y gracias a esta se han creado otras compañías y proyectos de IA alrededor del mundo.
Una pieza de AI ya ganó un premio de arte. Este año sucedió algo que parecía impensable, Jason M. Allen, de Pueblo West en Colorado(USA), participó con una obra en la categoría de “arte digital/fotografía manipulada digitalmente” en la Feria Estatal de Colorado.
La obra de Allen llamada “Théâtre D’opéra Spatial”, se llevó el listón azul en el concurso de la feria para artistas digitales emergentes, lo que la convierte en una de las primeras obras generadas por la inteligencia artificial en ganar un premio de este tipo, y las reacciones no se han hecho esperar en todo el mundo, en muchos casos en contra, pero suenan algunas voces a favor.
Según el periódico local de Colorado, los jueces asignados a la categoría no sabían que la obra de Allen había sido generada por IA, pero lo sorprendente es que aseguraron que eso no habría cambiado su decisión, ya que buscaban “cómo el arte cuenta una historia, cómo invoca el espíritu, y esta obra lo logra”.
Sin duda esta discusión no terminará aquí y se hablará mucho del tema en los próximos meses. En mi opinión el arte generado con inteligencia artificial es otro tipo de manifestación de la creatividad y el talento de la persona que la realiza. En este caso la habilidad no es con un pincel o con una cámara, sino en conceptualizar la imagen que queremos crear a partir de una descripción detallada que permita materializar esa idea.
En mi caso, llevo algunos meses utilizando varios sistemas inteligencia artificial y puedo decir que conforme los voy utilizando he ido mejorando en la calidad, el detalle y el tipo de presentación que logro con ellos y después de muchos intentos, experimentos, prueba y error, he logrado crear obras que han logrado engañar al ojo, incluso de expertos en arte y diseño.
Este ya no es el futuro, la IA es el presente y está en nosotros aceptarlo o luchar contra ella.
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