“Donald Trump no puede ver a los demás de igual a igual. Necesita humillar, para que su ego se expanda”. Estas palabras de Ángela Merkel, excanciller alemana, definen la geopolítica que traza Trump desde el cargo más poderoso del planeta: son los demás quienes tienen que sufrir las nuevas políticas globales, “porque Estados Unidos subvenciona a todos, no comete errores y será grande de nuevo”. Narrativa que explica la crisis mundial con la asignación de roles héroe-villano: Trump en el papel estelar de sheriff que trae aranceles en su escopeta. La realidad geopolítica es mucho más compleja.
La crisis que experimenta Estados Unidos desde 2008 incluye elementos macro: repercusiones en el mercado financiero, quiebra de instituciones bancarias, crisis en el sector inmobiliario y tecnológico, traslado de sus centros productivos a otras naciones. También existen elementos micro que obedecen a circunstancias locales: crisis de valores familiares, consumo de drogas, triple deuda social en 1) servicio médico, 2) funcionamiento de escuelas públicas y privadas y 3) mercado de vivienda familiar. Juntos, estos elementos son la razón oculta que mueve al presidente Donald Trump a imponer aranceles como salida falsa a la crisis de EE.UU. y el mundo globalizado, desde que el neoliberalismo capitalista triunfó frente al socialismo (1984-1993).
¿Qué hipótesis geopolítica explica el ascenso de Trump? Con el fracaso del neoliberalismo, impulsado por Estados Unidos e Inglaterra en los años ochenta del siglo XX, la potencia norteamericana busca endosar consecuencias y daños a los países emergentes, del tercer mundo o en desarrollo. Así fueron etiquetadas las naciones de América Latina que abrazaron la globalización como solución a deudas impagables contraídas con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, organismos que bailan al son estadounidense. Ahora EE.UU. baila al son de Trump, que dispara aranceles en todas direcciones y, por esa tendencia proteccionista, no califica como político neoliberal. Pregunta interesante ¿Y si Trump usa los aranceles como distracción?
Carlos Salinas de Gortari (1989-1994) en México, Carlos Menem (1989-1999) en Argentina, y Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) en Brasil, a cambio de renegociar sus créditos/deuda, aceptaron privatizar empresas estatales, liberar mercados financieros, participar en tratados de libre comercio y rebajar impuestos a inversionistas nacionales y extranjeros. Sin embargo, la deuda externa de cada país no disminuyó: aumentaron de fijo. Esto provocó inestabilidad económica que afectó los índices de pobreza y desempleo, con efecto colateral de migración masiva. En México, el salario mínimo se estancó por 36 años y millones migraron al norte.
Contraste: las naciones que promovieron el neoliberalismo como modelo económico ganador, Estados Unidos e Inglaterra, reconsideran ahora los beneficios de la globalización y pregonan el nacionalismo y el proteccionismo. Inglaterra se salió de la Unión Europea, EE.UU. desconoce en los hechos el T-MEC con México y Canadá. Hay cierre parcial de fronteras y como gobiernos subsidian a los grandes magnates.
Estamos ante la crisis de la globalización, con nuevo orden impredecible por las contradicciones que muestra Estados Unidos con el fenómeno Trump. Hubo un proceso cultural acelerado de intercambio entre las sociedades, sin la comprensión cabal del otro. Hoy se padece la irrupción de guerras en Europa, (Rusia- Ucrania) y Asia (Israel y Palestina), la excesiva concentración de ingresos en las familias más ricas, la volatilidad financiara de las bolsas y los mercados inmobiliarios. Una gripe bursátil puede ocasionar el desplome mundial de los sectores productivos.
A nivel geopolítico, los Estados Unidos pierden la batalla comercial con China, convertida en la fábrica del mundo, con presencia importante en América Latina, África y Europa, y con capacidad financiera para establecer bancos en la nueva ruta de la seda. China, como potencia emergente, desafía el “orden mundial del capitalismo”. De ahí la estrategia Trump por detener el crecimiento de China con políticas arancelarias.
¿Qué más veremos en el nuevo orden que obsesiona a Trump? Lo impredecible dominará, pues se asoma la fuerza económica y militar de los países que conforman el BRICS: Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica.
México debe mostrar firmeza y paciencia negociadora.
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