lunes 13 enero 2025 7:48 PM
Redactor : Alejandra López Lizalde
En el corazón de Tokio, Japón, una innovación está rompiendo barreras tanto físicas como conceptuales. En el café Dawn, no se encuentra al típico camarero o barista, sino robots controlados por humanos desde cualquier parte del mundo.
Estos robots, que parecen sacados de una película de ciencia ficción, no solo están diseñados para resolver la escasez de mano de obra en el país, sino que también ofrecen una respuesta única a los desafíos que enfrentan las personas con discapacidades y los mayores que buscan mantenerse activos y conectados.
La idea surgió del inventor Kentaro Yoshifuji, quien, tras enfrentar dificultades debido a su propia condición médica, ideó un sistema que permitiría a las personas controlar robots a distancia, logrando interactuar con otros y desempeñar labores laborales o educativas, como él mismo lo hizo durante su juventud.
Así nació OriHime, un robot teleoperado que permite a sus "pilotos" no sólo trabajar, sino también combatir la soledad y mantener conexiones sociales, sin importar su ubicación física.
En este café, los robots acompañan a los clientes, toman pedidos y sirven bebidas, pero lo más impresionante es que cada robot es controlado por un humano, llamado "piloto".
Estos pilotos pueden estar en cualquier parte del mundo, incluso a miles de kilómetros de distancia, utilizando solo un teléfono, tableta o tecnología ocular para dirigir a su robot en tiempo real. Aunque la preparación de los alimentos y bebidas sigue en manos humanas, los robots desempeñan roles esenciales en la interacción con los clientes, haciendo que el concepto de "presencia" sea cuestionado.
Este enfoque no es solo una solución tecnológica, sino una respuesta a problemas sociales profundamente arraigados en Japón, como la tasa de empleo extremadamente baja entre personas con discapacidades, que ronda el 5%.
Yoshifuji sueña con un futuro en el que robots como OriHime sean comunes en escuelas, universidades y oficinas, derribando las barreras de movilidad que impiden que muchas personas completen sus estudios o ingresen al mercado laboral.
Fuente: La Jornada/dma/ Foto: X @ninadesvestida
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