¿Se imaginan a Katia Ornelas Gil cantando “Tropecé de nuevo y con la misma piedra”?
Digo, no hace falta imaginarla con trenzas rubias como Alicia Villarreal, pero es que en cuestión de leyes la secretaria de Turismo pareciera que no las lleva de ganar.
La Feria 2025 —y sí, es cierto que ya tiene un ratito que concluyó—, por cierto, le fue requetebién: obtuvo una gran derrama económica de varios millones, con lo que le alcanza perfecto para pagar la multa estimada en 700 mil pesos por no solicitar los permisos pertinentes, mucho menos los pagos por el uso de propiedad intelectual por el derecho de las canciones utilizadas en el recinto ferial. Ya ni mencionemos el palenque.
Este desliz de omisión arrastra consigo el peso de la vergüenza pública… suponiendo que aún exista.
Porque pasarse la ley así nomás, por el arco del triunfo, en un gobierno tan orgulloso de su honestidad, pues no solo debería causar bochorno, también pone en tela de juicio la credibilidad y la imagen que le ha costado construir a esta administración. Porque hay algo que nadie puede negar: todo gobierno tiene una imagen. Y la de la Cuarta Transformación también se ha diseñado estratégicamente; no ha surgido de la casualidad.
Aclarado este punto, retomemos el asunto desde una perspectiva real y objetiva.
La experiencia se valora y se aprecia por algo. Es interesante —y desde luego relevante— conocer por qué del personal de Turismo encargado de atender los menesteres relacionados con la ley de derechos de autor, ninguno señaló que era pertinente cubrir los pagos. Puede ser que no lo escuchasen, en el remoto caso de que alguien lo haya dicho, o lo más probable, como sucede en cada sexenio: toda la plantilla es nueva y trabajan al mero estilo del Monje Loco, es decir, nadie sabe, nadie supo.
Por eso es tan importante el servicio profesional de carrera, donde la experiencia no solo suma: capacitada y actualizada, es uno de los mejores activos dentro de una dependencia de gobierno.
Lamentablemente, quienes logran permanecer en sus puestos sexenio tras sexenio no siempre son los más capaces ni los más trabajadores… pero dominan a la perfección el arte de la adulación cortesana.
Y es así como hay más gente con trayectoria instalada en la chorcha y el relajo de las embajadoras que en la logística y aspectos verdaderamente serios.
La cuestión aquí es que la imagen pública del gobierno como institución no es buena.
La imagen pública de Tabasco como región no es mejor.
Somos como una canción, como esa que dice: ¡Escándalo!
Tabasco es el número uno en notas negativas.
Y la única explicación que dan quienes tienen el deber de responder a los cuestionamientos ciudadanos es deslindarse de todo, diciendo que cada nota, cada comentario, es malintencionado.
No es así. A mí que me revisen: no soy del PRI, no soy del PAN, no me interesan los partidos ni los enteros.
Pero las figuras públicas responsables de ejercer autoridad no pueden —ni deben— ir por la vida con la misma respuesta, donde queda claro que se evaden responsabilidades.
¿Acaso la Sociedad de Autores y Compositores de México busca dañar a Tabasco?
No lo creo.
Pero si no les hacen caso y lo hacen público, el asunto es porque quieren atacar.
O sea… no inventen.
Pasemos del delirio de persecución a asumir —como profesionales— las responsabilidades.
Y no solo los aplausos.
Paseo Usumacinta s/n Esq Ayuntamiento. Col Gil y Sáenz, Villahermosa, Tabasco