El cerebro es el órgano más fascinante al que podemos prestar atención, desde nuestras primeras impresiones cuando conocemos a alguien hasta las emociones que experimentamos, todo, absolutamente todo tiene su raíz en el cerebro.
Y precisamente, ya que mencionamos las primeras impresiones, es importante saber que cada persona tiene la habilidad de leer el rostro de otro ser humano de una manera innata. Se trata de un antiguo sistema cognitivo connatural que nos permite formarnos un juicio de valor sobre las personas basándonos en las características físicas del rostro, desde la forma de la cara, las proporciones y las expresiones faciales.
A través de este sistema somos capaces de determinar el grado de confiabilidad, competencia o atractivo de una persona.
De manera instantánea e inconsciente a nuestro cerebro sólo le toma una décima de segundo hacer este juicio de valor, en cambio, una reacción consciente nos llevará un poco más de tiempo esto puede variar de 0.5 a 10 segundos.
Por qué son tan importantes las primeras impresiones
Aunque no existe una sola respuesta que satisfaga completamente está inquietante pregunta, cuando vemos por vez primera a una persona de manera inconsciente el cerebro experimenta reacciones viscerales que son el resultado de cálculos a los que no tenemos acceso de manera consciente pero que están allí para “hacer sonar las alarmas” del interior y es cuando aunque no sepamos cómo explicarlo únicamente alcanzamos a decir que tal o cuál persona “no nos late”.
Hace veintiocho años, en mi primer día en la universidad, observé en el campus a una muchacha haciendo un trámite, al verla no me simpatizó ni tantito. Era la primera vez que la veía en mi vida y por una extraña razón algo en mi me generaba rechazo. Horas después y para sorpresa mía resultaba que sería mi compañera de clases por el resto de la carrera. La observé tratando de desentrañar esa primera impresión negativa inconsciente, ante mis ojos analíticos no encontré nada cuestionable salvo su exacerbada extroversión que daba la impresión de llamar la atención a toda costa.
Con el paso de los años y el trato, bajé la guardia. Nunca olvidé la primera impresión pero sí la dejé guardada bajo llave en un rincón del recuerdo. No obstante, fue el tiempo el que se encargó de mostrarme la verdadera importancia de las primeras impresiones. Basta decir, que ahora jamás ignoro estás señales de alerta, estas evaluaciones inconscientes que realiza el cerebro no son suposiciones exageradas, tampoco son supuestos imaginarios.
Nuestro cerebro juzgará a partir de la experiencia de vida tomando en cuenta las expresiones faciales, el comportamiento no verbal de la persona y muchos otros aspectos los cuales aunque jamás hayamos tomado un curso al respecto, de manera innata el cerebro es perfectamente capaz de leer y advertir.
Las primeras impresiones se forman con rapidez y son duraderas. Son reacciones viscerales, es decir reacciones emocionales de gran intensidad que se originan en nuestro tracto digestivo. Este tipo de reacciones varían según la emoción que experimentamos, por ejemplo, ante el miedo tenemos sensaciones en la parte baja del estómago, mientras que ante la ira, es el centro del estómago o arriba de este donde se manifestará.
Juicios prematuros
Ya explicamos que las primeras impresiones son fugaces pero no por ello deben ser consideradas como juicios prematuros.
Generalmente después de experimentar de manera fugaz cierto tipo de sensaciones provocadas por la primera impresión de una persona, lo normal es que queramos darle una explicación lógica al por qué nos sentimos así o a qué se debe que dicha persona nos genere tal o cuál sentimiento. Es por ello que al interactuar muchos procuramos hacer a un lado las primeras impresiones negativas y esto es un grave error.
No se trata de autoconvencerte de que tú percepción es errónea, es más profundo que eso. Se trata de una oportunidad para familiarizarte con lo que sientes y en qué preciso momento comienzas a tener emociones que se manifiestan físicamente. Los pensamientos emocionales son brotes laterales de la emoción y su núcleo es una alteración del estado emocional.
Los juicios instantáneos y su nivel de acertabilidad han sido estudiados por los científicos tanto en ámbitos escolares como a niveles directivos y el resultado fue el mismo.
En estos experimentos se buscó determinar si era posible evaluar la competencia de un profesor con tan sólo unos minutos de charla y el resultado fue sorprendente: los veredictos de los participantes que no conocían al profesor coincidían con los de aquellos que habían sido sus alumnos durante todo un trimestre.
En el caso de los directivos, a los participantes se les mostró una fotografía de los empresarios y con base en la impresión que emitía el ver sus rostros en la foto debían evaluar su capacidad de liderazgo. Los resultados del estudio demostraron que los juicios instantáneos fueron más precisos coincidiendo con las primeras impresiones.
Dicho lo anterior es posible que te estés preguntando ahora mismo cómo dar una primera gran impresión.
La respuesta es simple pero contundente: siendo tú mismo.
Si a estás alturas ya sabemos que el cerebro es capaz de leer las expresiones faciales y lenguaje corporal, cualquier muestra de desinterés, desprecio o cualquier emoción negativa no pasará inadvertido y el cerebro lo interpretará como algo que le disgusta.
Es por ello que especialmente en las entrevistas de trabajo, debes esforzarte por dar lo mejor de ti. Es entendible que haya cierto nerviosismo, lo importante es no dejar que los nervios te controlen o de lo contrario te verás como alguien inseguro. El poder de la sonrisa es un arma a tu alcance, y jugará a tu favor si ésta es sincera.
No le tengas miedo a dar una mala impresión, por el contrario prográmate en positivo, si mentalmente está bien, lo proyectarás al exterior.
Recuerda que las primeras impresiones aplican para todo tipo de relaciones humanas ya sea laboral, de negocios o romance.
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