“Hay que educar el corazón, para responder a la llamada del otro vulnerable. Donde hay indiferencia, no hay ética” puntualizó el filósofo español Francesc Torralba Roselló (Cataluña, 1967) en conferencia realizada el pasado 25 de noviembre en las plataformsa virtual de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), titulada “¿De qué hablamos cuando hablamos de ética?”
Con lenguaje directo, Torralba Roselló mostró la importancia del humanismo en los tiempos donde las prisas, la desatención y las distracciones nos llevan a ser indiferentes a los problemas del otro. Brújula reflexiva tan necesaria en la era digital y de la Inteligencia Artificial.
Sin duda, hace mucha falta el diálogo intergeneracional para identificar valores comunes de la humanidad.
En su recorrido por planteamientos éticos en Occidente, Torralba analizó definiciones de ética en Aristóteles, Arthur Schopenhauer, Ludwig Wittgenstein y Emmanuel Lévinas. A partir de ahí, expuso su propia definición. Veamos a vuela pluma esta serie de ideas que el lector interesado puede ver con mayor detalle en la conferencia disponible en la página Facebook de la UJAT.
Francesc Torralba recordó que Aristóteles (384 a.C., 322 a.C.) fue el primer filósofo que escribió un tratado sobre ética. “Filosofía práctica” es la definición aristotélica de ética, que se distingue así del discurso teórico. Es el examen de la acción lo que resulta ético: reflexión sobre la acción. En el caso de un maestro, ‘hace’ ética cuando se pregunta ¿cómo enseño?, ¿cómo evalúo?, ¿soy empático?, en este sentido también un médico ‘hace’ ética al meditar cómo atiende y cómo cura a sus pacientes. Cualquiera de nosotros, en sus actividades cotidianas o profesionales, puede ‘hacer’ ética en el momento de pensar en nuestras formas de vivir y nuestras formas de trabajo. En las redes sociales ¿hará falta pensar cómo las utilizamos?
Torralba Roselló, Doctor Honoris Causa UJAT, dio un salto en el tiempo y comentó la ética del filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860): “la ética es la crítica de las costumbres”. No hay ética sin crítica, subrayó. Sobre las costumbres, importa cómo vivimos. Por ejemplo, en la sociedad de consumo el hiperconsumo es desafío a la moderación. Los eventos mercantiles masivos (Black Friday, el Buen Fin) invitan a responder esta interrogante: ¿por qué tengo que consumir? De ahí, podemos discernir niveles de consumo y así identificar por qué el hiperconsumo es nocivo. “Consumir más de lo que requiere un ser humano tiene consecuencias nefastas para el planeta”, advirtió.
El tercer filósofo comentado por Torralba fue Ludwig Wittgenstein (1889-1951) que, en el texto Conferencia sobre ética (1930), ofrece dos definiciones: ética como reflexión sobre el sentido de la vida y ética como reflexión sobre lo valioso. La clave aquí es argumentar por qué algo es valioso y por qué, en situaciones límite, hay que elegir y ser “capaces de purificar la vida”, quitarle lo superfluo. Un condenado a muerte, un enfermo terminal, un exiliado, podrán identificar mejor que otros -en posiciones más cómodas- a qué darle valor. En la búsqueda del sentido de la vida, hay pluralidad de valores y juicios sobre la realidad. Esa diversidad cultural demanda respeto.
El cuarto filósofo citado por Torralba fue Emmanuel Lévinas (1906-1995), filósofo lituano de origen judío. En la obra “El humanismo del otro hombre” (1972), Lévinas definió la ética como “la filosofía primera, para responder a la llamada del otro vulnerable”. En este sentido, la ética se practica como una responsabilidad individual ante nuestro semejante. ¿Qué decir, frente al anonimato de las redes sociales? La ética es incompatible con el narcisismo, explicó Torralba, y resulta lógico: ensimismados en nuestras necesidades, olvidamos a los demás.
Fue especial el ejemplo que Torralba eligió para ilustrar esta ‘ética respondiente’: la parábola bíblica del Buen Samaritano. Un hombre es asaltado, golpeado y mal herido en el camino de Jerusalén a Jericó. Dos religiosos del lugar pasaron sin atender el llamado de ayuda, el tercero, un samaritano, de la provincia de Judea, sin conocer a la persona herida, se detuvo, lo cuidó y pagó sus curaciones, como un acto de amor al prójimo.
Ética significa educar el corazón. Torralba sintetizó su conferencia: “la ética es esencialmente experiencia cordial [del corazón] y un discurso intelectual que tiene razonabilidad y que apunta hacia la excelencia”.
La lágrima es el lenguaje universal del sufrimiento, decía Schopenhauer. Ese grito de ¡ayúdame¡ se escucha en Gaza, en Ucrania, también en hospitales y en las zonas vulnerables. La propia naturaleza clama ¡Basta, ya! cambia tu proceso de producción y consumo. Torralba nos conmina a no pasar de largo, la experiencia ética es romper la indiferencia.
Estimados lectores, su atención alegra mi espíritu. Deseo de corazón lo mejor para ustedes. Un año nuevo 2026 con salud plena, amor siempre y acompañados de sus seres queridos.
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