Esteban Moctezuma presentó oficialmente el calendario escolar 2020-2021, mismo que dará comienzo este próximo 24 de agosto para los niveles básico, medio y medio superior. No obstante, el modelo elegido para el regreso a clases y, sobre todo, la falta de un paquete económico que apoye a las familias en esta reintegración a la vida escolar, seguramente resultará en una parálisis educativa del más alto nivel, así como en una mayor desigualdad para los sectores más vulnerables del país.
En primer lugar, la estrategia que será utilizada se basa en la colaboración del Gobierno Federal con las 4 televisoras privadas más grandes de nuestro país: Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y Milenio, para el uso y la transmisión de contenidos escolares por televisión abierta. Generalizar este modelo significa, no sólo una regresión a principios obsoletos que han demostrado ser ineficientes, sino que descarta por completo el uso de tecnologías de información que, en medio de esta pandemia, han demostrado ser extremadamente útiles.
Mientras el resto de los países se prepararon durante estos meses para adecuar su infraestructura educativa, intensificando el uso de las plataformas digitales y asegurando que todos los estudiantes tuvieran acceso a Internet, la propuesta de México pretende convertir a nuestras futuras generaciones en pasivos receptores de información, que no cuestionan, no discuten y no contrastan ideas; algo que, como madre, me parece inaceptable.
Recordemos que en México, poco más de la mitad de las viviendas cuentan con acceso a Internet (56.4%) y aún menos con una computadora (44.3%), sin embargo, 9 de cada 10 hogares tiene televisión; razón por la cuál es más fácil apostarle a un modelo tele-educativo ineficaz en lugar de invertir en la modernización y en la digitalización del sistema educativo.
Además, el impacto que este regreso a clases tendrá para la economía familiar de millones de hogares es incalculable. Educar a los niños en casa ha obligado a miles de jefes de familia a convertirse en maestros de la noche a la mañana, por lo que muchos han tenido que dejar de trabajar, perdiendo a su vez, más ingresos en medio de la peor crisis económica que ha tenido nuestro país.
Como economista, estoy convencida que es urgente adecuar la infraestructura educativa e impulsar un paquete económico que apoye a las familias en este regreso a clases. Aquí algunas ideas: 1) relanzar el Programa de Inclusión Digital para entregar tabletas y herramientas tecnológicas con material didáctico pre-cargado que faciliten el estudio en casa; 2) subsidiar 50% el consumo de energía eléctrica en los hogares con estudiantes; 3) otorgar un apoyo económico directo a las familias de bajos recursos con estudiantes y 4) garantizar que ningún maestro o personal docente será despedido en este próximo ciclo escolar.
Ahora, no nos dejemos engañar. La 4T alega que no hay recursos, pero la realidad es que, a junio de este año, el sector educativo tuvo un subejercicio de $4,350 millones de pesos (mdp), ¡el segundo más grande de todos los ramos administrativos! Por otro lado, y a pesar de que el Gobierno se comprometió a desaparecer los gastos en comunicación, se pagan $3,250 mdp anualmente en publicidad a las televisoras, más los $450 millones del programa escolar; ¡este recurso debería estar enfocado en beneficios directos para nuestros estudiantes!
Millones de estudiantes no continuarán sus estudios este año, por lo que les puedo asegurar que, si la brecha educativa ya era enorme entre los sectores privilegiados de la población y las más vulnerables, estas medidas indudablemente la ampliarán.
@PerezSoraya
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