Cuando el nuevo gobierno trazó la ruta de las decisiones que iba a tomar durante el sexenio en su Plan Nacional de Desarrollo, se mencionaba que en México establecerían una “política energética soberana, sostenible y eficiente”; sin embargo, las malas decisiones y ahora la pandemia del coronavirus, han ocasionado que las autoridades de la 4T se alejen completamente de este objetivo, ocasionando que la salud de PEMEX esté más mermada que nunca y a un sólo paso de la terapia intensiva.
Antes que nada, es importante analizar cada una de las partes.
En primer lugar, es de notar que estamos viviendo una enorme volatilidad del precio del petróleo; tan sólo el pasado lunes “negro”, a nivel internacional, éste se desplomó a mínimos históricos, en donde la mezcla mexicana llegó a valer 2.4 dólares por barril (dpb) ¡en negativo! Esto significaba que por cada barril que PEMEX vendía, había que PAGARLE al comprador. Nuestra mezcla cerró este último viernes en alrededor de 10 dpb, sin embargo, no podemos olvidar que en 2019, antes de la pandemia, el costo de producción fue de 27 dpb (sin incluir impuestos). Con esto resumo que ceteris paribus: con cada barril que producen perdemos muchísimo dinero, ¡casi 50 mil millones de pesos en tan sólo un mes!
Según los estados financieros de 2019, la refinación es mucho peor, ya que los costos operativos sobrepasan los ingresos por venta, éste, sin duda es el negocio con menor rentabilidad de todos los que mantiene PEMEX. No obstante, el Gobierno Federal sigue empecinado en la mal llamada “soberanía energética” cuando sale mucho más barato importar gasolina que producirla en México, surgiendo la pregunta obligada, ¿para qué construir una obra como la Refinería de Dos Bocas? Los campos y pozos en aguas someras en Tabasco son muy productivos, ¿no sería mejor dotar de recursos al Edén para exploración y producción?
Con esto en mente, lógicamente las calificadoras de riesgo Moody’s y Fitch Ratings volvieron a recortar la calificación crediticia de PEMEX, al nivel conocido como “bono basura”. ¿Qué significa? Que sigue perdiendo confianza entre sus inversionistas y que cada vez más se eleva el riesgo y aumenta la tasa de interés sobre la cual puede adquirir deuda. A principios de este año, la tasa de interés promedio sobre la cual PEMEX adquiría deuda era de 5%, pero recientemente ha aumentado en más del doble, es decir, a niveles cercanos al 12%.
Por lo pronto la Secretaría de Hacienda decidió otorgarle un beneficio fiscal de 65 mil millones de pesos a PEMEX, apoyo que no recibieron las miles empresas privadas que también necesitan salvar empleos y que en un mes han perdido 350 mil trabajos formales en México.
Sin duda, las decisiones que se tomen en materia energética a partir de este momento definirán la salud de nuestra economía por los siguientes años. Por eso, el día de hoy varios diputados integrantes de la Comisión de Energía presentamos una solicitud para que la Secretaria Rocío Nahle se reúna virtualmente con nosotros, y nos explique las acciones estratégicas urgentes que van a implementar. Hace unas semanas creía que el sector energético nacional se encontraba con “neumonía atípica”, hoy necesita “terapia intensiva”.
¡Hasta nuestro próximo encuentro!
@PerezSoraya
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