Este 2023 arrancó con el pie derecho, la elección de la primera mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la ministra Norma Piña Hernández, su mensaje fue sencillo y corto pero poderoso, diría que fue una rica bocanada de aire fresco en medio de la asfixiante situación en la que parecen estar nuestras instituciones. La cito: “ni triunfante ni victoriosa, honrada, comprometida, responsabilizada, obligada jurídica y moralmente a representarlos con convicción y entrega, con pasión y honestidad”. Honestidad … honestidad, palabras que repitió varias veces llena de dignidad durante su discurso.
Y la honestidad triunfó. Durante las últimas semanas estuvimos atrapados en la novela de terror en la que la ministra Jazmín Esquivel sumió a los mexicanos, con sutesis plagiada, inventando una alteración cibernética a la máxima casa de estudios, con su esposo contratista consentido del gobierno federal que con influenciascompraba conciencias, y un presidente de la República que presionaba fuertemente para que la “primera mujer”su amiga cercana y leal servidora fuera la presidente de la Suprema Corte.
Ser mujer y ser la primera es muy importante, pero más importante es alcanzar cada escaño con el sudor de tu esfuerzo y con el resultado producto de tu trabajo; y ese no es el caso de Esquivel, pero sí el de la ministra Piña.Norma Piña es una abogada con 34 años dentro del poder judicial, la única que se postuló para presidir con una verdadera carrera judicial y la única que consistentemente ha votado las controversiales propuestas de López Obrador, como ella lo dijo: con estudio, con acción y con honradez.
Alguien dentro del poder judicial me comentó sobre ella, me dijo, - Soraya, la ministra Piña es una persona muy dura, especialmente con las mujeres, pero esto hasta que le demuestras tu amor y dedicación al sistema de justicia, a partir de ese impase no dejas de admirarla y respetarla, y se transforma en tu más grande referencia-.
Como mujer que con sacrificios he roto mis propios techos de cristal y he evitado caer en los resbalosos pisos del sistema político mexicano, sé y reconozco la relevancia de que una mujer presida por primera ocasión la Suprema Corte de Justicia, pero no podía ser cualquier mujer. Porque la sororidad se gana. Lo merecen esas valientes mujeres que lucharon en tiempos máscomplicados y que pudieron heredarnos un México demás oportunidades, y también se lo merecen nuestras próximas generaciones.
Por eso, a nombre de muchas mujeres que trabajamos con convicción y pasión por nuestro país le doy la más amplia felicitación a la ministra Norma Piña Hernández, y le doy las gracias a cada ministro que votó no sólo por una mujer sino por México, que no se dejaron chantajear o amenazar, que pusieron a la República por encima de cualquier interés, y más delicado, por encima de sus miedos, miedos legítimos porque sabemos que quien hoy ostenta el poder no duda en usarlo para destruir a sus oponentes.
En mi rostro hay una sonrisa que no he podido borrar desde que di seguimiento a la sesión, ¡qué forma de iniciar el año! Tenemos que celebrar todas las mujeres mexicanas de que una mujer de valores y principios, una profesional del derecho está al frente del mayor tribunal de nuestro país. Aún hay esperanza.
@PerezSoraya
Paseo Usumacinta s/n Esq Ayuntamiento. Col Gil y Sáenz, Villahermosa, Tabasco