Cuando creíamos que no podía haber más polarización orquestada desde Palacio Nacional, mi paisano el presidente Andrés Manuel López Obrador convocó a una movilización este domingo para “ver si la gente está contenta con la transformación del país”, lo que nos demuestra una vez más que la especialidad de MORENA no es gobernar sino la politiquería.
Esta convocatoria es una revancha presidencial a la gran respuesta ciudadana de hace una semana para defender nuestra democracia. Pero a diferencia de aquella, en la denominada #Marcha de los acarreados, tuvimos la oportunidad de ver de manera obscena el despilfarro de recursos públicos: servidores con chalecos del gobierno federal, propaganda, cientos de camiones, tortas y refrescos, toldos instalados desde un día antes, y el propio ejército amenizando el evento del capricho presidencial.
Que grave situación vive nuestro país: minimizar el descontento social que implica modificar las leyes electorales para darle más poder al partido oficialista, y además hacerlo mediante una marcha pagada con el erario: esto es una provocación ¡tal y como sucede en las dictaduras!
Los triunfos de MORENA han sido únicamente para servir a los propios intereses de quienes lideran ese movimiento. La recuperación de la confianza ciudadana en sus representantes, el gobierno y sus instituciones viene precisamente de la inclusión. México sí necesita movilizaciones, pero emanadas de la ciudadanía, no orquestadas desde el poder. Esta es la más grave aberración vista en México en décadas.
Como economista, mujer, madre y legisladora, me pregunto ¿en realidad hay motivos para marchar en favor de esta administración? ¿dónde está la cuarta transformación?
En una refinería que no refina y agravó los problemas ecológicos de la zona, un avión presidencial invendible que nos cuesta que esté parado, un desmedido aumento de precios por inflación, nuestro campo abandonado, un pésimo manejo de la pandemia de COVID-19 donde tuvimos primer lugar en muertes del personal médico, aumento desmedido de la corrupción y compadrazgo en todos los niveles de gobierno, una fracasada estrategia de seguridad, ataques y desaparición a los organismos autónomos, una política energética que tiene en peligro la relación con Estados Unidos, nuestro mayor socio comercial, colapso del sistema de salud, las peores cifras de acoso y asesinato a periodistas y más violencia hacia las mujeres y feminicidios.
Primero los pobres, es un lema mentiroso. Hoy son casi 4 millones más de pobres, y las principales razones que muestran los datos fue la caída en seguridad social por la desaparición del seguro popular, la falta de recursos suficientes para adquirir la canasta básica y la disminución de 32% en las transferencias gubernamentales al decil más vulnerable, es decir, a los más pobres de México.
Como ven, la lista es interminable.
Los ciudadanos deben ser jueces de los gobiernos y la verdadera esencia de una movilización debe ser siempre el cambio de rumbo en favor de las libertades y la democracia. Seamos honestos, México está viviendo una crisis de gobernabilidad, quienes decían que era fácil gobernar hoy la realidad los ha rebasado.
Gobernar, es ejercer la dirección, administración y control de un Estado, proviene del latín gubernare, que en principio significa “pilotar un barco”. Pero este barco no sólo no está al mando de nadie, se está hundiendo.
@PerezSoraya
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