Nuestro país está viviendo la etapa más difícil y dolorosa en materia de inseguridad, recuerdo cuando en 2020 desde la máxima tribuna en San Lázaro una servidora daba el anuncio de que ese año había sido el más violento de la historia de México, y a dos años de que concluya este gobierno, las cosas están peor. Las primeras ocho primeras posiciones del ranking de 50 ciudades más violentas del mundo son mexicanas; más de 70% de los mexicanos consideran que vivir en su ciudad es inseguro; nuestro país es el lugar más peligroso del mundo para ejercer el periodismo con 18 periodistas asesinados en lo que va de 2022; y, por último, pero no menos importante, mueren más de 10 mujeres cada día. Este gobierno ha logrado sembrar miedo, y lo ha logrado.
La respuesta del Gobierno Federal a esta situación ha sido militarizar la Guardia Nacional, contrariamente a lo que Morena propuso en campaña y a lo que establece la propia Constitución, el viernes pasado se publicó la reforma que propuso el partido del Presidente que da control a la Secretaría de la Defensa Nacional de la Guardia Nacional, sumando a sus facultades elaborar toda política, programa y acción de Seguridad Pública que le aplique a este engendro de la 4T. Esperamos una dura batalla en la Suprema Corte, ya que el Partido Acción Nacional, y los senadores de oposición preparan ya una acción de inconstitucionalidad.
Si algo he aprendido en casi dos décadas en el servicio público es que las prioridades de un gobierno deben estar en el presupuesto, en otras palabras, lo que no está en el presupuesto sólo es demagogia. Contrariamente al discurso político, en la “transformación de cuarta” se han tomado decisiones para menoscabar la seguridad nacional, y exclusivamente dotar de recursos a los militares. Por ejemplo, en mi natal Tabasco, 11 de los 17 municipios que se beneficiaban del programa para el Fortalecimiento en Materia de Seguridad Pública, FORTASEG, dejaron de recibirlo. Con este subsidio se cubrían evaluaciones de control de confianza, capacitación, mejoras de condiciones laborales, equipamiento y profesionalización, entre otros. El último año de Enrique Peña, en 2018, se otorgaron $4 mil 921 millones, en 2019 $3 mil 930, en 2020 $3 mil 700, en 2021 y 2022 CERO pesos.
En contraste, hace unos días la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó el proyecto de presupuesto para este próximo 2023, y la SEDENA tendrá el recurso más alto en toda su historia: $112 mil millones, más $34 mil millones que eran de la Guardia Nacional, más el control de aeropuertos, puertos marítimos, y la construcción de las obras más relevantes del gobierno, pasando por varios fideicomisos públicos que están reservados por considerarse de seguridad nacional, pero que también son usados exclusivamente por militares.
En este 212 aniversario de nuestra independencia, el grito que daremos los mexicanos no será precisamente “Viva México”, será una voz apenas audible por el miedo sembrado, por la destrucción de nuestra instituciones, la falta de vacunas, de infraestructura en nuestras escuelas, por la ausencia de médicos y medicinas, o de un simple apoyo para poner un pequeño negocio, será una voz de miedo por nuestros muertos, por la vida que le espera a nuestras hijas, y porque una vez más nuestra esperanza se ha tornado condena. Yo tengo miedo.
@PerezSoraya
Paseo Usumacinta s/n Esq Ayuntamiento. Col Gil y Sáenz, Villahermosa, Tabasco