En muchos países, la lucha contra el cambio climático y la transición al uso de energías renovables han sido temas prioritarios dentro de la agenda política nacional. Sin embargo, el Gobierno de México ha actuado en contra de este objetivo, impulsando una política ambiental fallida con reformas como la “Ley Combustóleo” y la “Ley Apagón”, y con proyectos y programas que han aumentado deliberadamente la deforestación de nuestros bosques y la destrucción de manglares.
Según datos oficiales, México es uno de los 15 países más contaminantes del mundo. Esto a su vez ha tenido consecuencias terribles, desde una mayor presencia de desastres naturales como sequías en Chihuahua y Michoacán e inundaciones en Hidalgo y Tabasco, hasta un incremento en las personas que mueren debido a problemas respiratorios causados por la contaminación del aire. Hoy son más de 30 mil mexicanos que mueren al año por esta razón.
Si bien son muchas las malas decisiones que este Gobierno de cuarta ha tomado en esta materia, son dos las que causan mayor preocupación: 1) su insistencia de intensificar el uso de energías fósiles para privilegiar al estado en un malentendido concepto de “soberanía energética” y 2) programas y proyectos altamente contaminantes.
Como ya se ha comentado ampliamente, se estima que, de ser aprobada en los términos propuestos por el paisano presidente, la reforma constitucional en materia eléctrica incrementaría las emisiones de carbono en México hasta un 65% al intensificar el uso de las cafeteras de CFE que funcionan con combustóleo y carbón y que mandarían a la cola al uso de energías limpias y renovables.
La presión para pelotear esta discusión en el Congreso de la Unión sigue en aumento, ahora son 40 legisladores de Estados Unidos quienes le pidieron al Gobierno de Joe Biden que dé una respuesta clara a la intención del Gobierno mexicano de limitar la inversión privada en el sector eléctrico y la intención de violar abiertamente el T-MEC.
Por otro lado, no puedo dejar de mencionar las críticas que se han generado alrededor de la construcción de la Refinería de Dos Bocas en mi querido estado de Tabasco, mismas que han llegado a manifestarse con protestas de organizaciones mundiales como Greenpeace que, a oídos sordos, le han exigido al Gobierno mexicano desanclarse de la industria basada en energías fósiles.
La semana pasada, México llegó a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), después de inicialmente rehusarse a firmar el acuerdo en contra de la deforestación, a pesar de que nuestro país es el número 12 en cuanto a extensión forestal. Lo que es una realidad es que el programa “Sembrando Vidas” que en teoría busca acabar con la deforestación, en realidad la ha aumentado; según datos oficiales, el año pasado se perdieron casi 130 mil hectáreas de bosques mientras que a la pobre Comisión Nacional Forestal le han mermado su presupuesto en más de 60%.
México se encuentra ya en los 10 países con los mayores niveles de desmantelamiento de bosques, selvas y manglares a nivel mundial, esto es sólo una muestra más de la enorme irresponsabilidad y falta de conciencia ecológica que ha mostrado este Gobierno.
Greta Thunberg una vez dijo “el clima está cambiando, nosotros también deberíamos”, es hora de que nuestro Gobierno lo entienda.
@PerezSoraya
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