Millones de mexicanos asistimos este domingo a la fiesta democrática más grande e importante que ha tenido nuestro país en su historia. Al ejercer nuestro voto en las urnas decidimos entre progreso o más pobreza, y en nuestras manos quedó definido el rumbo que tomará el país en los siguientes tres años, eligiendo a las personas responsables de conducir este difícil proceso de recuperación económica provocado por la pandemia del COVID-19.
Ahora, si bien varios especialistas coincidieron que la economía no fue un tema central en el proceso de votación, tampoco podemos pasarlo por alto. Contrario a lo que asegura la cúpula gobernante, no puede haber bienestar o desarrollo sin crecimiento económico y la realidad es que no hay ni una ni otra, ni bienestar, ni desarrollo, ni crecimiento económico.
En los últimos dos años, bajo el liderazgo del paisano presidente López Obrador, la economía se ha contraído casi 9%, el número de pobres ha aumentado a más de 10 millones (la mayor cifra en casi 100 años) y la destrucción de empleos acumulada ha afectado a casi 400 mil mexicanos. Su política de “primero los pobres” tampoco logró detener que más de 13 millones de ciudadanos se sumaran a las filas de la pobreza laboral, que los niveles de informalidad llegaran a máximos históricos o que el rezago en materia de carencias sociales se aumentara de manera desproporcionada.
Por si esto fuera poco, la falta de apoyos y políticas integrales que podrían ayudar a detener este retroceso también ha fomentado un ambiente de desconfianza entre los inversionistas, ha propiciado un incremento en la tasa de inflación (la segunda más alta entre los países de la OCDE) y la mayor proporción de deuda pública desde que se tiene registro, según el Banco de México.
Lo más preocupante es la narrativa en la que ha insistido este gobierno, una que intenta convencer a los ciudadanos que la crisis económica proviene del exterior y que nada tiene que ver con las políticas internas que éste ha impulsado. Como economista, les aseguro que esto no es cierto, y por eso estoy convencida que los siguientes tres años serán decisivos para nuestro presente y el futuro de nuestros hijos. Independientemente de su integración, la Cámara de Diputados y los congresos locales tendrán que asumir importantes prioridades que aseguren la recuperación y la estabilidad en México:
Primero. Alcanzar un equilibrio entre la estabilidad fiscal y el apoyo a la población más vulnerable con una reorientación del gasto a proyectos realmente rentables que generen empleos y reactiven los sectores productivos.
Segundo. Impulsar una política económica basada en la certidumbre, la credibilidad y el respeto a las instituciones para recuperar los niveles de inversión y la solidez financiera.
Y tercero. Promover intensamente el comercio y consumo a través del aprovechamiento de nuestros tratados comerciales como el T-MEC.
Los mexicanos ya decidieron, y ahora esta responsabilidad pasa a quienes tendremos el honor de representarlos. Como Diputada Local mi compromiso será escucharlos permanentemente, continuaré centrando mi trabajo en el ciudadano y guiando mis decisiones en base a tus necesidades y preocupaciones con transparencia, eficiencia y cercanía.
Muchas gracias a todos los que me acompañaron directa e indirectamente en esta jornada electoral; me emociona profundamente seguir sirviendo a México y a Tabasco, y tener la oportunidad de estar cada vez más cerca de ti.
@PerezSoraya
Paseo Usumacinta s/n Esq Ayuntamiento. Col Gil y Sáenz, Villahermosa, Tabasco