Entré a una tienda de conveniencia y conté más de 120 productos llamados comida chatarra, todos con sus escudos de salud, indicando que son dañinos. En los supermercados, en el área de cajas, ponen más de 100 con alimentos ultraprocesados también perjudiciales para el bienestar corporal, especialmente de los niños.
Y claro, como son productos que no son necesarios para la vida, están puestos en lugares estratégicos para que los niños los pidan. Los ponen incluso a su altura para que fácilmente los agarren. Estoy seguro de que usted mismo ha visto cómo los pequeños toman esos productos sin que los padres de familia se den cuenta al momento.
Hay toda una estrategia de mercadotecnia para que no solamente los pequeños los consuman, también nosotros los adultos. A veces pienso que, si esos métodos publicitarios los usaran para promover la salud, en los hospitales habría menos personas y más camas vacías.
Los efectos que producen estos productos están muy estudiados y documentados. Entre los efectos más graves que pueden provocar para la salud está el aumento de peso debido a la gran cantidad de grasas saturadas y azúcares. Además, generalmente no tienen nada de nutrientes como vitaminas, minerales y fibras.
También se les asocia con el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, algunos tipos de cáncer, además de problemas digestivos. Ya ni se diga con problemas dentales, especialmente por las bebidas con demasiado dulce. Sabemos que el azúcar es la comida favorita de las bacterias que provocan la caries. Imagínese, unas gomitas, o unos chicles o cualquier otro producto pegado a los dientes de los niños por un buen rato, el daño que causan.
Desde luego, que también una dieta en donde constantemente le damos al niño comida chatarra, puede provocar deficiencias nutricionales, pero también puede causar daño al sistema inmunológico, lo cual le traerá más enfermedades. Esto lo dicen organismos serios como la Unión Europea (2023), que lleva años estudiando este tema. Lo anterior es muy serio, ya que el niño se puede volver enfermizo.
Otro problema serio es el daño cognitivo. Es algo complejo, pero cada día los investigadores están poniendo más atención, ya que perjudica seriamente a los niños, ya que reduce su capacidad de memoria, de atención, de lenguaje, de razonamiento y hasta su motivación para aprender. Esto lo explican debidamente autores como Gomes y otros (2023), pero pongo varios artículos al respecto al final del texto.
Lo anterior ocurre porque este tipo de comida produce alteraciones en la actividad cerebral, además altera la estructura y función de las proteínas que forman las conexiones neuronales en el cerebro. Esto puede afectar negativamente la capacidad de aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones. Además, producen deficiencias nutricionales que no permiten que lleguen las vitaminas, los minerales y el Omega 3 esenciales para el desarrollo cerebral y para que trabaje al 100%.
Por otro lado, se altera la microbiota intestinal (son las bacterias, virus y hongos que viven en el intestino y que ayudan a nuestra salud), lo que también provoca dificultades de atención, ansiedad y depresión. Si usted se interesa más en este aspecto, lea el texto de Herrera, Rodríguez y Carrasco (2021), lo explican con detalle. Pero hay muchos artículos en Internet realizados por universidades e institutos de investigación que han avanzado en estos temas, que vale la pena consultar.
Entonces, si usted les da regularmente comida chatarra a sus hijos, además de diabetes y obesidad, agréguele también, que daña su sistema inmunológico por lo cual se puede enfermar más seguido y su capacidad de aprendizaje es posible que se vea disminuida.
Estos dos últimos aspectos realmente sorprenden, y es otra razón para entender por qué ahora los niños se enferman más seguido y por qué algunos investigadores hablan de que en los últimos años se ha detectado que los estudiantes tienen más problemas de atención, de memoria y para gestionar ideas.
Cuando hablo de comida chatarra, también conocida como ultraprocesada, me refiero a los refrescos (bebidas gaseosas), jugos artificiales, bebidas energéticas, papas fritas, frituras, panes procesados, postres, galletas, helados, dulces, hamburguesas, hot dogs, chocolate, pizzas y muchos más (favor de consultar la lista de alimentos procesados). Los cuales no deben de estar en la dieta familiar, tal vez solamente muy de vez en cuando, y procure que no estén en su alacena o su refrigerador, porque serán un antojo para cualquier miembro de la familia.
¿Qué comer entonces? Es muy simple, revise el plato del buen comer y verá que ahí no aparece ningún alimento de la anterior lista.
Si bien la comida chatarra es parte de nuestra dieta, y es difícil quitarla por completo, sí podemos sustituirla por alimentos que resulten atractivos para los niños y, por supuesto, para los adultos. En los siguientes párrafos, anoto algunas opciones:
• Verduras picadas: Pepino, zanahoria, jícama, incluso apio o brócoli. Se pueden servir con un poco de chile piquín, limón o algún aderezo natural, sin abusar de los condimentos.
• Frutas frescas de temporada: Desde niño me ha gustado comerlas. Claro que, con los calores, hay que saber seleccionarlas. A cualquier niño le pueden llegar a gustar mangos, melón, sandía, uvas, fresas... Ojo, aquí es importante acostumbrarlo desde pequeño. La fruta debe ser natural, solo como excepción en mermeladas, jugos enlatados, barras energéticas, néctares, etc.
• Frutas deshidratadas: Pasas, arándanos, ciruelas pasas, orejones. También los frutos secos como nuez, cacahuate, almendra, avellana, coco, pistache, pepitas, castañas, entre otros. En mi caso, me encanta la granola y la consumo cuando me da hambre, pero cuidado con que no tenga exceso de azúcar.
Si quiere tomar en serio la alimentación de sus hijos, consulte a un experto, a un nutriólogo. Estoy seguro de que usted sabe de alguno. También en las instituciones de salud pública hay personal especializado en ayudarlo a lograr una buena dieta.
La Secretaría de Salud de México nos muestra en sus páginas dietas por edad, peso y estatura. Está muy completa. Claro que cada cuerpo es diferente, por eso es bueno ir directamente con los especialistas en alimentación.
Entonces, para lograr una mejor salud física, mental y emocional de su hijo, nada como seguir las recetas de la abuela: comida hecha en casa con verduras, legumbres, carne fresca, cereales, todo preferentemente del día. Busquemos mejores formas de alimentación por el bienestar de todos los miembros de la familia.
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