En la democracia quien tiene más votos en una elección para presidente, llega democráticamente al poder. AMLO tuvo el 53.19 por ciento de los votos a su favor.
López Obrador es un presidente elegido democráticamente, por la mayoría de los votantes, pero eso no quiere decir que el presidente electo puede hacer lo que quiera, ni que todo lo que haga sea justo o le esté permitido, y más cuando sus decisiones violan la Constitución.
AMLO es un presidente Constitucional, fue elegido conforme a lo estipulado en la Constitución, la que limita sus actuaciones.
El voto mayoritario en una democracia legitima a los presidentes y legisladores que llegan por ese medio, pero no nos garantizan que sus actuaciones sean justas ni nos ayuden a progresar.
El voto mayoritario en su elección no implica que un presidente pueda hacer lo que quiera.
Hitler llegó al poder por la vía electoral. En las elecciones del 1932 en Alemania tuvo el mayor porcentaje de votos y su partido, el Nacional Socialista, fue el que más legisladores ganó, pero su actuación fue antidemocrática, violatoria de los derechos humanos, y se le considera un dictador.
En una verdadera democracia los pobres tienen los mismos derechos que los ricos y la justicia se debe impartir con los mismos parámetros al pobre que al rico.
La justicia no se logra solo por los votos a favor o en contra de un jurado, sino porque la sentencia sea justa, con base en el análisis de los hechos por un juez o un jurado y que se puedan apelar, si una de las partes no está de acuerdo con la sentencia. Si una de las partes en un juicio considera que la sentencia del juez no es justa ni debidamente fundamentada, puede acudir a otras instancias, y en último término al juicio de amparo.
La justicia va más allá de la definición de Justiniano de… “dar a cada quien lo suyo”, tiene que reconocer previamente al verdadero propietario y después darle lo que le pertenece.
Una decisión de un juez o de la mayoría de los miembros de un jurado, puede ser injusta, no darle a cada quien lo que realmente le pertenece, o no castigar a quien priva de la vida, propiedades o de su libertad a otro.
Para que haya justicia se debe reparar el daño causado, regresar lo robado y castigar al ladrón, también a quien hirió o mató a otro, lo secuestró, falsifica dinero, cheques, defrauda, chantajea, amenaza o comete una acción que se tipifica como delito por las leyes.
Las funciones elementales de un gobierno democrático son garantizar los tres derechos fundamentales de cada persona: vida, propiedad y libertad, y castigar a quienes violen esos derechos, cuyo respeto es la base del aumento del nivel de vida y el progreso en un país.
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