Una de las discusiones interminables en el campo económico es cuál sistema económico reduce más la pobreza.
Los partidarios del socialismo señalan que en el capitalismo hay una mayor brecha entre pobres ricos, y la función de un buen gobierno es reducir la desigualdad, para lo que es necesario que redistribuya la riqueza, quitándole mediante impuestos progresivos a los que más tienen para darles a los que menos tienen. En el campo proponen expropiarle tierras a los propietarios de grandes extensiones para darle a los que no tiene nada, mediante reformas agrarias.
Esas políticas económicas son populares, pues crean la idea entre muchos pobres que mediante la intervención del gobierno y lo que repartan, mejoraran su nivel de vida.
Los socialistas afirman que, mediante empresas estatales manejadas por funcionarios del gobierno se garantiza la soberanía nacional y la distribución de gasolinas y luz barata, aunque en la realidad pierden dinero y su servicio es más deficiente que en países donde empresas privadas petroleras y eléctricas ganan dinero, pagan impuestos y no requieren subsidios del Estado, que pagamos vía impuestos.
En mi reciente libro Capitalismo o Socialismo, analizo los resultados reales del capitalismo y del socialismo, que es un capitalismo de Estado. La alternativa real en los sistemas económicos es, en uno, que cualquier particular puede convertirse en capitalista, como en Japón o EUA, donde la electricidad y el petróleo los manejan capitalista privados, y en el otro, como en la URSS, Corea del Norte o Venezuela, el principal o único capitalista es el Estado.
En el libro Capitalismo o Socialismo, distribuido por amazon.com, dejo claro con datos y resultados que en los países donde practicaron el socialismo en el siglo XX y lo practican en el siglo XXI, no se elevó el nivel de vida de la mayoría, y casi todos terminan en dictaduras, como son los casos de Cuba, Corea del Norte y la URSS.
En dicho libro dejo claro que ninguno de los países nórdicos vive bajo un sistema socialista, pues algunos socialistas los ponen como ejemplo del éxito del socialismo.
Hay muchas personas que creen en el socialismo como si fuera una religión, y no aceptan una realidad del tamaño del mundo, para ponderar el éxito o fracaso real de ese sistema económico.
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