Con el avance de la Inteligencia Artificial, con la llegada de nuevas herramientas cada semana, ha sido tan abrumador el crecimiento de esta tecnología que está provocando una inquietud que para algunas personas ya es un tema preocupante. ¿La IA podrá superar al ser humano?
Este miedo a la IA tiene un sustento muy sólido que viene de hace décadas; el ejemplo más contundente se dió en 1997. La mega computadora Deep Blue de IBM derrotó al entonces campeón de ajedrez, Garry Kasparov, en una partida que dió la vuelta al mundo creando una rivalidad entre el hombre y la máquina. Esta victoria mostró al mundo el poder de una maquina y su capacidad para analizar millones de movimientos en fracciones de segundo, algo que solo un maestro de ajedrez puede lograr, pero solo durante algunos minutos, ya que no puede tener ese nivel de concentración durante tanto tiempo.
La paradoja de Moravec
En los años 80, el austriaco y experto en robótica Hans Moravec hizo una observación sorprendente:
“Los robots encuentran fácil lo difícil y difícil lo fácil”.
Este principio, ahora conocido como la paradoja de Moravec, se ha visto confirmado por el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) en las últimas décadas.
En su libro “Robótica: A Modern Approach”, Moravec escribió:
“lo más difícil de fabricar un robot es conseguir que pueda moverse en el mundo real”.
Sugiere que los sistemas de IA acabarán superando a la inteligencia humana, pero no de forma lineal. En su lugar, se producirá una “discontinuidad” entre las capacidades de los sistemas de IA y las capacidades humanas. Esta discontinuidad podría producirse muy rápidamente, una vez que los sistemas de IA alcancen un cierto nivel de sofisticación.
La expresión “paradoja de Moravec” fue acuñada por Marvin Minsky, otro pionero de la IA. Minsky dijo que la paradoja de Moravec era “una de las ideas más importantes sobre la IA”.
Dicho de una forma más simple, la paradoja considera que la inteligencia artificial si puede llegar a ser más inteligente que el ser humano, pero le falta la parte motriz y emocional para poder aplicar o utilizar esa inteligencia. Por ejemplo las tareas que son fáciles para los humanos, como el reconocimiento de rostros, la percepción espacial o el sentido común, son extremadamente difíciles para la IA. Algo tan simple como amarrarse las agujetas de los zapatos, es una tarea extremadamente difícil para la maquina. Por otro lado, las tareas que requieren cálculos matemáticos complejos o una capacidad de procesamiento rápido son más fáciles para la IA que para los humanos.
La ventaja de la inteligencia emocional
Los humanos tenemos una ventaja innata sobre la IA. El entender y gestionar nuestras propias emociones, así como reconocer las emociones de otros, es algo que realizamos de manera natural y prácticamente cada persona puede hacerlo. Sin embargo, estas habilidades resultan muy complejas para la IA. Aunque los sistemas de IA pueden analizar patrones en grandes conjuntos de datos, hoy todavía carecen de la capacidad para comprender la complejidad y sobre todo el contexto emocional que subyace en las interacciones humanas. La interpretación de expresiones faciales, el tono de voz, el movimiento de las manos y otros gestos sutiles son habilidades en las que los humanos tienen una ventaja clara sobre las maquinas.
El ejemplo más claro lo podemos ver todos los días en la relación con otras personas. Cuando alguien está triste por algo, un amigo o familiar puede detectar los sutiles signos de tristeza, empatizar con la situación y brindar apoyo el emocional que la persona necesita. La capacidad de reconocer y responder a las emociones de los demás es parte de nuestra inteligencia emocional innata.
Una frase de Isaac Asimov resume de forma clara todo esto:
“La inteligencia artificial no puede reemplazar la inteligencia natural”.
Conclusión
La Paradoja de Moravec nos recuerda que hay aspectos de la inteligencia humana que son inherentemente difíciles de replicar en la IA. Aunque hoy la tecnología ha logrado grandes avances en tareas específicas, como el procesamiento de datos y el análisis matemático, hay habilidades(muchas) que nos hacen humanos y que siguen siendo un desafío para las maquinas.
Aunque esta paradoja data de los años 80´s, hoy sigue vigente y es un llamado a utilizar la IA en nuestro beneficio, pensando en ella como herramienta y no como un remplazo.
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