La política es una disciplina compleja que se nutre de diversas áreas, siendo la imagen pública una de las más cruciales para conquistar corazones y ganar elecciones. Cualquier político, sin importar su ideología, partido o formación, proyecta una imagen pública. La imagen es percepción, y dado que todos los seres humanos tienen una imagen, lo quieran o no, es fundamental trabajar en ella con congruencia. Así, en un oficio tan antiguo como la política, hay muchas lecciones que aprender. AMLO es un personaje emblemático que nos ofrece valiosas lecciones sobre imagen pública, tanto en sus éxitos como en sus desafíos.
El carisma que conquista corazones
Un político carismático tiene el poder de conquistar corazones, y esos corazones, llenos de dopamina, son los que definen el rumbo de las elecciones. La construcción de una imagen pública sólida no se logra de la noche a la mañana, pero el carisma puede allanar significativamente ese camino.
AMLO ha demostrado un dominio excepcional en el arte de conectar con el pueblo. Su discurso ha sido meticulosamente adaptado a lo largo del tiempo, primero como candidato y luego como presidente, para despertar emociones profundas en sus oyentes. En lugar de apelar únicamente a la lógica, AMLO toca las fibras del corazón, logrando que su mensaje sea recordado por lo que hace sentir.
Estrategia y desafíos en la imagen de AMLO
Sin embargo, no todo en la imagen pública es carisma. Los políticos, como todos los seres humanos, cometen errores, y algunos de estos pueden convertirse en desafíos importantes para su imagen. En el caso de AMLO, lo que podría haber sido un simple tropiezo se ha transformado en un desafío recurrente: la percepción de intolerancia hacia quienes no comparten sus ideas.
En el ámbito político, la intolerancia tiene un costo alto. AMLO ha mostrado una tendencia a denostar o minimizar a quienes no están de acuerdo con él, lo que se ha vuelto un punto sensible en su imagen pública. Ejemplos recientes incluyen sus comentarios sobre el Washington Post, al que calificó de "pasquín", o su declaración sobre los estudiantes de derecho de la UNAM, a quienes sugirió que fueron engañados por sus maestros en relación con la reforma judicial. Estas acciones, lejos de fortalecer su imagen, pueden erosionarla, especialmente en un entorno donde la libertad de expresión es un valor fundamental.
Lecciones para el futuro
La imagen de AMLO, como la de muchos otros líderes, está llena de matices. Su carisma y habilidad para conectar con las emociones son innegables y le han permitido consolidarse como una figura poderosa. Sin embargo, los desafíos en su imagen, particularmente en lo que respecta a la tolerancia y el respeto por las opiniones contrarias, ofrecen lecciones valiosas para cualquier político o figura pública.
En un país donde la diversidad de pensamiento es una riqueza, la lección más importante que podemos extraer de AMLO es la necesidad de respetar las diferencias de opinión. No es el desacuerdo en sí lo que causa problemas, sino cómo se maneja. Esta es la gran enseñanza de AMLO: la importancia de combinar carisma y estrategia con una apertura genuina a la pluralidad de ideas.
Paseo Usumacinta s/n Esq Ayuntamiento. Col Gil y Sáenz, Villahermosa, Tabasco