La que se enoja pierde, un tip para ser más influyente y persuasiva

Recientemente celebramos el día internacional de la mujer y como parte de esta celebración se realizaron diversas marchas con la esperanza de obtener igualdad en muchos aspectos como los salarios, oportunidades laborales, equidad en tiempo destinados a ciertas actividades, etc., no obstante, más allá de esta búsqueda de igualdad la ciencia nos demuestra que el papel y la imagen de la mujer sigue subyugada bajo un visión patriarcal, por ejemplo, hoy tenemos evidencia de que el enojo puede indicar que alguien es seguro y competente, lo que aumenta su influencia social, desafortunadamente esto no aplica en igualdad de circunstancias a las mujeres ni a razas como la afroamericana.

En 2015, la Dra. Jessica M. Salerno y su equipo de trabajo de la Universidad Estatal de California, realizaron un estudio concluyente donde las mujeres y los afroamericanos son menos influyentes cuando expresan enojo durante la toma de decisiones de grupo. En este estudio se logró predecir que el factor contextual de quién expresó la emoción prevalecía sobre lo que se expresó para determinar si la ira era una herramienta de persuasión útil, en otras palabras , cuando las mujeres y afroamericanos exponían sus argumentos expresando ira, por muy bueno que fuera su mensaje, se les consideraba excesivamente emotivos  y se les desacreditaba socialmente, el grupo que los escuchaba los percibía como menos efectivos e influyentes en distintos ámbitos de la vida.

Estos experimentos se realizaron en juicios simulados con jurado, muy común en Estados Unidos; sin embargo, en nuestro contexto sociocultural, estos resultados son similares, y aunque los afroamericanos en México son conformados por una minoría, eso no quita que no impere la discriminación racial entre blancos y prietitos como llaman algunos a los más morenos. En las tribunas políticas como la cámara de Senadores o Diputados, en innumerables ocasiones las féminas congresistas han salido a la palestra mostrando su enojo y molestia solo para que el resto de miembros allí reunidos las tachen de histéricas y hormonales descartando  sus discursos sin importar si en estos impera o no la razón porque la atención está fija en la emoción de ira de quién la expresa. Muy distinta es la historia del  hombre que se para ante la tribuna mostrando sin restricción alguna su ira, en este caso, el grupo lo considera digno de influencia y de ser tomado en cuenta, valiente por atreverse a hablar con sentimiento.

Sin duda erradicar esta mentalidad requerirá una formación renovada a las generaciones que hoy están literalmente en pañales, mientras tanto, para las mujeres que se desenvuelven en círculos de influencia, o buscan obtener un liderazgo en cualquier área de influencia, lo mejor es usar esta información a nuestro favor, pero  nunca mostrarse enojada porque la que se enoja pierde.