Este viernes 4 de diciembre el Gobierno Federal anunció que tres estados de la república pasarían en el semáforo epidemiológico de amarillo a verde: Campeche, Chiapas y Veracruz. Continuando amarillos: Oaxaca, Colima y Tlaxcala, pasando a la lista de rojo: Baja California y Zacatecas. Chihuahua y Durango pasaron de rojo a naranja y todos los demás que conforman nuestro país continúan en ese mismo color.
Así las cosas. Según estos cambios se deben a cuatro elementos evaluados: el porcentaje de ocupación de camas en terapia intensiva, el porcentaje de casos positivos de coronavirus, la tendencia de camas ocupadas y la tendencia de casos positivos. Esta semaforización estará vigente del 7 al 18 de diciembre. Y a pesar de que puede sonar alentadora, también se dejó claro que 10 entidades están en alerta a transitar a rojo, nivel máximo de riesgo, la mayoría de ellas en el área metropolitana y valle de México, por citar algunas: Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Ciudad de México y Estado de México. El señor presidente de la República en una de sus pasadas conferencias de prensa “mañaneras”, comentó que desea que todos nos quedemos en casa, que el personal de salud pueda descansar y que se disminuya la cantidad de contagios. Sabemos que la cifra hasta la fecha es de 1,156,770 contagiados, y que tenemos un índice de positividad del 45%. Estamos en un cuarto lugar mundial, de óbitos a causa del virus, por debajo solo de países como Brasil, Estados Unidos e India, y aunque los fallecimientos no son por el solo hecho de contraer la enfermedad, pues sabemos que los malos hábitos como precedentes de enfermedades que colocan a algunos en grupos de alto riesgo influye, la cifra es de bastante cuidado.
Lo que me llama mucho la atención es que, sin vacuna, ni campaña de vacunación enfocada al tema existente, o por lo menos protocolo de recuperación ante el contagio, se haya lanzado la semaforización de frente. Que valientes y poco coherentes. Sabemos que a la población le cuesta hacer caso y tomar medidas. Cada vez hay mas gente en la calle. Es un hecho que estamos en época decembrina, los aguinaldos empezaron a caer, la gente se empieza a desatar en compras y preparativos, porque también no podemos olvidar que el hartazgo por la cuarentena esta al límite. Los niveles de estrés rayan y están hirviendo por detonar en todos, ansiedad por el regreso a la “normalidad”. Y todavía nos dan una “ayudadita” poniéndonos en verde. ¡Que Diosito nos agarre confesados! No sé que podría dar más miedo. Le suplico que tome las cosas con calma. El verde en verdad no significa nada. No podemos regresar a nuestros antiguos modus vivendi. Hay que tomarlo con mucha calma. Sé que estamos aburridos pero necesitamos aguantar aún más. Cuánto, nadie sabe. También sé que ya se habla del proceso de vacunación en Reino Unido, pero no es por adoptar una actitud de “aguafiestas” pero, estamos a bastante distancia de eso, debemos ser realistas, mesurados y respetuosos de esta pandemia a la que tenemos que todavía debemos hablarle de “usted”.
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