El 29 de febrero se confirmó el primer caso de coronavirus en México. Este virus que se ha expandido a más de 50 países, que ha cobrado más de 3000 vidas y que es una infección respiratoria que causa síntomas similares a la neumonía. La OMS ha declarado emergencia global a causa de su expansión. Y todos tenemos la palabra en la boca. Todos hablamos del tema, opinamos, debatimos y por supuesto, gracias a las redes sociales y al internet, somos expertos.
Lo cierto es que, para variar, estamos sobre informados. Encontramos datos de a montón y en su mayoría falsos. Y estos, pueden ser peligrosos, pues crean psicosis y un poco de pánico. Las compras compulsivas de tapabocas no se hicieron esperar. Una caja de tapabocas n95 con 20 unidades, puede oscilar entre los 10 mil y 15 mil pesos, un precio 838% más alto de lo normal. Una locura total.
El gobierno ha declarado que estamos preparados para enfrentarlo, aunque en algunas entidades de salud dicen y recalco, “dicen” (no lo estoy asegurando), que ni alcohol tienen. Entonces aquí la sociedad civil, es quien tiene que ponerse en una posición muy astuta, siguiendo las principales recomendaciones que son: no tocarse la cara, estornudar tapándose con el antebrazo, no besar a otros y lavarse continuamente las manos. Cuatro pasos bastante sencillos. Antes de correr a ponerse la mascarilla pues hay que ser conscientes.
Dentro de esa consciencia, también está tener control de nuestros esquemas de vacunación, cuidarnos, estar pendientes de los síntomas y no exponernos de más. Porque si, estamos enfrentados ante un nuevo virus, pero aquí viene el punto que hoy quiero que reflexionemos: no porque sea nuevo es el más importante. Dejemos de llevarnos por las modas y las noticias tendenciosas que solo buscan vender, crear rating en la tv y los medios, fomentando sentimientos de alarma en la población. Parece que se nos olvida, por ejemplo, que en Veracruz, tenemos el primer lugar en el país con contagios de VIH, una cifra que redondea los 18 mis casos, de los cuales 13517 son hombres y 3665 son mujeres. Y como dato alarmante, deberíamos conocer que la secretaría de salud no ha comprado condones femeninos y existe desabasto de los masculinos, lo que impide la distribución de más de 6 millones de unidades, en un pueblo que no practica la abstinencia, como una de sus principales formas de prevención. Y ni que decir de la influenza h1n1 o el dengue. Pero como las tres enumeradas, ya son conocidas, creo que hasta el miedo se les ha perdido. Y es escalofriante decirlo, pero es así, lo vemos ya como parte de nuestro día a día, le jugamos al valiente y creemos que estamos inmunes y que a nosotros no nos va a pasar, incluso estando en situaciones de riesgo, apostamos a la ruleta rusa y no nos damos cuenta como exponemos nuestra vida y la de nuestros seres queridos.
Es un hecho que nunca se esta preparado para una contingencia, y que por el solo hecho de serlo, estará salpicada de los elementos que se han señalado, y es un hecho también, que como dije ya, no nos queda de otra más que nosotros tomar consciencia. Pero no nos ceguemos, ni creamos que es el fin del mundo. Si debemos estar alerta. Si necesitamos tomar medidas. Es urgente que cambiemos hábitos. Pero no solo contra el coronavirus, sino de manera general. Aquí lo importante es no perder la perspectiva de todo lo que está pasando a nuestro rededor y no solo dejarnos manejar por la noticia, tendenciosa del momento. Cuidémonos del coronavirus, de la influenza, del VIH, de todo y sigamos las recomendaciones. No demos todo por hecho. A todos nos puede alcanzar.
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