Si, hoy le quiero hablar de la eupatía, no de la empatía, de ésta utlima se ha hablado mucho, incluso pienso que se puso muy de moda el término a raíz de la pandemia de COVID-19, tanto que se ha tergiversado, rayando en niveles, como dirían los jóvenes de ahora “tóxicos”, así que por esta vez la dejaré por la paz, lo que sí, quiero tomar es el término de eupatía.
La Real Academia de la Lengua Española no reconoce del todo el término, algunos estudiosos de la filosofía definen esta palabra como el acto de tener buenos sentimientos, por lo que me parece, que es urgente que la traigamos de nuevo al vocabulario de forma urgente. Porque si de algo hablamos todos los días es de odio, por desgracia, pero de tener buenos sentimientos ¿cuándo?
Les cuento que soy fanática de decirle a la gente que la quiero, si lo siento, y a la menor provocación, y sabe por qué, pues es muy fácil, porque yo soy la que gana más al hacerlo. Y dirá, que liviana… pero me pregunto qué es mejor, odiar, querer o no sentir nada. La gente en bastas ocasiones se sorprende cuando al ser amable con mi persona yo remato mi agradecimiento con un “te quiero”. Y es que no me cuesta nada. Yo definitivamente pienso que lo que más me gratifica es querer. Porque somos humanos y porque no hay cosa más linda que vibrar en alto y en positivo, queriendo y amando al prójimo. Levítico 19:18 dice: No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Entonces por qué no encontrarle un sentido positivo y sembrar una semilla de buenos sentimientos en nuestro propio ser permitiéndonos amar para realmente ser amados.
De nada nos sirve vivir en la negatividad y en la maldad. Porque, aunque cueste reconocerlo hay gente mala, incluso se ha hecho investigaciones científicas tratando de ratificar que existe el gen de la maldad, cosa que no se ha podido biológicamente corroborar, porque todo siempre recae a niveles psicológicos y conductuales. Nadie nace siendo malo, ni pensando en odiar al mundo, todo lo contrario. Y ya sé que muchas veces recibimos todo lo contrario, pero creo que cuando eso pasa, el otro es quíen se descubre y nos cuenta quien es, por lo que nosotros tenenos la responsabilidad de hacer nuestra propia narrativa encausada al bien y al realizarlo los ganones somos definitivamente nosotros.
Es por ello que creo que todo está en la forma en que nos programemos, y no hay nada como una buena programación neurolingüística que esté basada en la eupatía. Permítase tener buenos sentimientos, generese un discurso intrapersonal positivo. Alinéese a la mejora en conjunto. Comentarios: draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
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