Encontré un documental, del 2018, el cual le recomiendo ampliamente, llamado: Vivir dos veces. En la famosa plataforma de contenido visual de la N roja. El cual toca el tema de la criogenización. ¿Sabe en que consiste esto? Pues nada más ni nada menos, que en conservar a temperatura muy bajas (congelamiento extremo) cuerpos humanos o animales con la idea de, que mediante los avances tecnológicos y médicos, en el futuro se puedan reanimar y curar enfermedades hoy, incurables.
La comunidad científica a la fecha, no ve correctamente el método y no lo hace parte de la medicina, pues no se sabe si la reanimación se logrará. En el documental que le señalo, se relata el caso de un científico tailandés y su familia, los cuales deciden criogenizar a su pequeña hija de dos años que sufre de cáncer en el cerebro y para lo cual recurren a la empresa Alcor (Life Extensión) en California, Estados Unidos.
El tema está rodeado de esperanza. Pues todos queremos preservar a nuestros seres amados por siempre. Nadie está del todo preparado para la pérdida de un familiar, y sabemos que en el caso de los hijos es un tema realmente dedicado. El video que dura poco más de una hora, nos da hasta los precios del servicio, el cual oscila entre los 80 y 200 mil dólares. Y a través de esta familia, acabamos planteándonos quizá más preguntas que con las que empezamos la narración.
El primogénito de la familia que también está interesado en la ciencia y al que el Padre, induce a modo, de que siga el sueño familiar, en una etapa de su investigación, viaja a California para conocer más de cerca del tema y surge un importante señalamiento: dentro del proceso de congelamiento, se realiza una deshidratación a las celulás cerebrales para mantenerlas luego en un ácido especial. La pregunta que salta es, sí al momento de la rehidratación, el cerebro regresa intacto a su funcionamiento, es decir, si conservará recuerdos, memorias, aprendizajes pasados, a lo que el científico interrogado comenta, que no, que lo ve muy poco factible, que es muy probable que se logré reanimar el tejido biológico, pero que hablando de ideas, de remembranzas, estas no estan añadidas ni localizadas y que lo más probable es que se lleve a cabo un reseteo. Al escuchar este argumento cae sobre el entendimiento de la familia tailandesa, de que la pequeña Einz (criogenizada) tiene remotas posibilidades de regresar a la vida, biológica, pero en consciencia, en aquello que coloquialmente le llamamos alma, es muy poco probable.
A lo que quiero llegar es, que me parece maravilloso que la ciencia siempre se prospecte más allá de lo imaginable. Que incluso juegue a super poderosa y crea que podrá tener todo bajo control. Pero como seres humanos, somos únicos e irrepetibles, concebidos como máquinas o seres (como quiera usted llamarnos) divinos y que estamos dentro de un todo que nos impregna y nos hace ser singulares. Cada cosa que nuestros sentidos absorven nos va construyendo y apartando de lo general. Bien dicen que cada cabeza es un mundo y es una de las verdades más absolutas que hay. Nadie, piensa, ve, siente, crea, quiere, imagina, desea, etc., como cada uno de nosotros. Que especiales somos y a veces no lo creemos ni lo entendemos. Este tema nos deja una gran lección, más alla de la apertura de las posibilidades científicas. Entendernos que somos uno, que nuestra consciencia esta hecha de miles de instantes compartidos y registrados, de sensaciones únicas, de momentos guardados y que eso, solo eso, es lo que realmente somos.
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