La emotiva imagen que se hizo viral de la voluntaria de la cruz roja Luna Reyes y un migrante senegalés, después de que este último pisara tierras del enclave norteafricano de España, Ceuta, despertó entre los cibernautas millones de reacciones que han ido desde la simpatía, el odio y la solidaridad por la crisis humanitaria que se esta viviendo en esas latitudes.
Para muchos el suceso es un reflejo de la crisis y para otros es la evidencia de sentimientos de profundo descontento, pues el país Ibérico se ve nuevamente obligado a enfrentar el dilema humanitario. A diario llegan personas a Arguineguín, a Canarias o a Ceuta. Estas fronteras con Marruecos son las únicas terrestres entre la Unión Europea y África, y por lo tanto, frecuentemente blanco de migrantes irregulares.
En las últimas semanas más de seis mil personas fueron devueltas a Marruecos, desatando una crisis diplomática entre Madrid y Rabat. La foto entre la voluntaria Luna y el migrante se volvió un símbolo de esperanza, pues es innegable que transmite calor humano. Y es que en un momento de tanta tensión donde se ve suplicar a los recién llegados que no los hagan regresar, ver un gesto de esa magnitud desarma a cualquiera.
La migración no es un tema lejano para nosotros, que más de una vez hemos escuchado historias de mucho sacrificio por cruzar las fronteras ilegalmente con nuestro país vecino del norte y en los últimos años, hemos sido testigos de como nuestros hermanos centroamericanos dejan todo y se enrumban caminando con un montón de sueños.
Usted se imagina la necesidad que debe existir en alguien para exponer su vida en cualquiera de sus vertientes con tal de llegar a un destino donde sólo se quiere trabajar honestamente para poder sobrevivir. Y sí sí, ya sé que me va a refutar que no todos desean un trabajo honesto, pero pues, todo hay en viña del señor. A nadie le gusta recibir en su cada visitas no invitadas ni inesperadas, y muchas veces ni queriendo podemos ayudar a todos, pero este tipo de sucesos nos debe hacer recordar que hay muchos sufriendo de hambre en pobreza extrema, pidiendo solo una oportunidad y que, después de todo, conformamos una raza que se define como humana. Eso se supone que somos: seres humanos, que sientes, se emocionan y se preocupan por el prójimo, Que les duele el dolor del prójimo y que lamentan la injusticia y tratan de cobijar al que esta en situación de infortunio.
Todos necesitamos un poco de amor, de consuelo. Una buena palabra. Hemos hablado de empatía hasta el cansancio y cuando la vemos nos asustamos. Somos tan incoherentes.
Amor es un concepto grandísimo que no logramos entender en todas sus dimensiones y yo en el video y la foto de la que hablo en esta ocasión, no veo otra cosa más que mucho, mucho amor por el prójimo.
Sabemos la tremenda crisis mundial por la que hemos pasado y como nos ha tocado vivir meses crudos y tristes, pero vamos saliendo. Imagine a quien toda la vida ha vivido en sufrimiento y solo esta pidiendo una oportunidad. Nosotros no vamos a arreglar el problema político y tengo plena consciencia de que ese, es un nudo que no tan fácil se desheredará.
Lo que sí creo que podemos hacer es tomar el ejemplo de compasión y hermandad que la voluntaria nos dió. Quizá podríamos generar millones de fotos de este tipo con gente que tenemos al borde de la puerta. No sé, piénselo.
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