sábado 20 septiembre 2025 11:13 AM
Redactor : Alejandra López Lizalde
Que la capital mexicana siempre está a la espera del próximo terremoto no es una maldición de ningún Dios colérico, más bien es consecuencia de la decisión de los fundadores de la urbe de levantarla sobre un lago.
"Le preguntaron al eminente arquitecto Mario Pani por qué se caían en los temblores algunos de sus edificios y dio la mejor respuesta: la culpa es de los Aztecas", aseguró en entrevista a EFE el arquitecto Iván Salcido, estudioso de la sismología en la metrópoli.
Además de ser el historiador de los sismos en la Ciudad de México, Salcido es un conocedor de la calidad de los suelos del lugar y se sabe de memoria la tendencia de sus movimientos sísmicos.
"En el 2023 registramos un promedio de 90 temblores diarios. Cada año y medio suele ocurrir uno de magnitud superior a 7,0 en la escala de Richter; el último fue en el 2022. Según esa tendencia, pronto sufriremos uno grande, aunque la estadística no tiene que ver con la sismología", afirma.
No es un juego de dados la relación de México con los terremotos. Según el experto, al estar construida sobre un antiguo lago, el suelo de la capital es débil; tiene mucha agua abajo, "es un lodo, una gelatina amplificadora de las ondas sísmicas".
Un gigante dormido acecha
Casi todos los habitantes de la capital, situada a 2.240 metros sobre el nivel del mar, ignoran que viven amenazados por un gigante dormido: la brecha de Guerrero, de unos 200 kilómetros de longitud, inactiva en los últimos 114 años.
"Es una bomba de tiempo. Si se llega a liberar, de un solo golpe puede generar un seísmo igual o mayor al de 1985, con la desventaja de estar más cerca. Y eso es independiente de que ocurra un terremoto en cualquier otra parte del centro del país", explica Salcido.
Es un pronóstico desolador, pero el arquitecto es un optimista y tiene números para demostrar cómo la ciudad está cada vez más preparada para minimizar los daños cuando la tierra se vuelva a mover.
"En el terremoto del 2017 hubo 49 edificios colapsados, sólo uno de ellos fue construido después de 1985. O sea, los nuevos reglamentos de construcción funcionan cada vez mejor", comenta el especialista.
Historia de terremotos
Salcido tiene siete libros escritos sobre los temblores. El más emblemático es un volumen de más de quinientas páginas que cuenta las historias humanas de la catástrofe de hace cuarenta años, la más grande sufrida por la capital.
El investigador había acabado de salir de la niñez cuando comenzó a escrutar y posee tanta información que debió extenderse a lo digital.
'Historia de terremotos' se llama su canal de Youtube, donde cuenta la tragedia de 1985 con mirada de cronista. Concentrado en lo humano, el investigador recrea en 249 videos desde la vivencia del tenor Plácido Domingo, metido entre los escombros del edificio Nuevo León, hasta la del matrimonio sobreviviente después de cuatro días debajo de los cascajos.
Salcido ha recolectado muy diversos testimonios. Desde los de rescatistas del grupo Topos, que sacó a varios sobrevivientes debajo de la tierra, hasta el de protagonistas de milagros como el niño extraído del vientre de su madre muerta en un derrumbe ocurrido en la Plaza Garibaldi.
En un país místico, entregado a la Virgen de Guadalupe que millones honran cada año en peregrinaciones multitudinarias, Salcido no va a la contraria, aunque apoya su fe con los mandamientos de la ciencia.
"Muchos hablan de que sufrimos tanto como consecuencia de un castigo divino. No hay nada de eso; los temblores son inevitables, sin embargo, con buenas construcciones se disminuyen los riesgos. La inexperiencia para construir y la falta de información cuando se levantaron edificios, ha sido la causa de tanto dolor", concluye.
El terremoto que viene llegará tarde o temprano. No es la peor noticia, el peligro está en los muchos inmuebles en mal estado en la ciudad. De seguir así, caerán en pedazos, vaticina.
"Es lo que sí preocupa", asegura el estudioso y uno se pregunta si el Gobierno sabe eso. O si le importa.
Fuente:EFE/All/Foto:EFE
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