En un país tendiente a la victimización, la confrontación y los rencores irreconciliables, el mensaje de Luis Donaldo Colosio Riojas cae como un bálsamo en un país que día tras día cae en la barbarie.
Mientras la FGR, -seguramente por instrucciones del presidente López Obrador-, pretende reabrir el caso Colosio en periodo electoral para lucrar electoralmente con él, el mensaje de Luis Donaldo hijo describe la visión, -quizá-, de una nueva generación de mexicanos hartos de conflictos y mentiras.
En un mensaje de reconciliación que Luís Donaldo envía al presidente López Obrador, -en relación con el asesinato de su padre-, le solicita el indulto para Mario Aburto, -el victimario-, para así iniciar un camino hacia la reconciliación y la sanación, para su familia y además, para todo México.
Esto parece simple, pero detrás de ello se revela una nueva actitud ciudadana que engrandece la mexicanidad y a la vez, exhibe la actitud tan mezquina de quienes estando en el poder, medran con las tragedias de los mexicanos para sacar raja política.
¿Tiene caso seguir hurgando en el pasado cuando hoy se viven día tras día tantas tragedias cotidianas?
Sin embargo, todo parece tener explicación a partir de la oportunidad política que representa involucrar en el asesinato de Colosio a Genaro García Luna, -quien en esas fechas era un joven subdirector operativo del CISEN-, de quien se dice ahora, dependía quien siempre ha sido señalado como el segundo tirador, el también agente del CISEN Jorge Antonio Sánchez Ortega.
Bajo esta presunción de involucrar al CISEN, este asesinato se convierte en un “crimen de estado” y de paso se embarra al tradicional enemigo número uno del presidente López Obrador,- ésto es-, Carlos Salinas de Gortari y más importante aún, a Genaro García Luna, con lo cual también se ensucia la gestión de Felipe Calderón por haber delegado la autoridad y responsabilidad de combatir al crimen organizado en un supuesto asesino, al que se le extiende la etiqueta de corrupto y protector de los grandes capos de la droga, delito por el cual ha sido juzgado en Estados Unidos a través de un juicio que hoy empieza a parecer que fue manipulado por la fiscalía que llevó el caso en su contra.
Sin pretender exculpar a García Luna de los delitos que pudiera haber cometido en su controvertida carrera policial, sí queda evidente el interés presidencial de reabrir este caso para sacar raja política y de paso ensuciar electoralmente al PAN, el partido más fuerte de oposición, -en el cual militaba siendo presidente-, Felipe Calderón.
La estrategia presidencial siempre ha sido jalarle un hilito a un caso que sea muy significativo frente a la opinión pública, para restirarlo y así conectarlo con otro que en la coyuntura presente le sea prioritario.
Sin embargo, en lugar de destapar un caso que tiene más de 30 años, que además fue ampliamente investigado por el último fiscal del caso Colosio, un hombre honorable y serio profesionalmente, -que es Luis Raúl González Pérez-, quien desechó por inconsistente la versión del segundo asesino, el presidente debiese abocarse a exigir a su equipo de seguridad que investigue los casos recientes de desapariciones de personas, lo cual sucede diariamente y afecta y enluta a miles de familias mexicanas.
Seguramente esta nueva versión, -el remake 2024-, tenga gran potencial electoral, pero exhibe también las motivaciones de nuestro presidente.
Reabrir este caso, -en estas fechas preelectorales-, se convierte en un distractor para desviar la atención lo más lejos posible de los grandes escándalos que están detonando al final de este gobierno.
Por ello podríamos decir que el “factor García Luna” hoy ofrece un inesperado filón de alto poder narrativo en boca del presidente, -y dicho sea de paso-, añade la oportunidad de sacarle otro hilito que conecte con Manlio Fabio Beltrones, -quien en esa fecha del magnicidio, era gobernador de Sonora-, y también estuvo presente en el evento de corte electoral en honor de su paisano Luís Donaldo. Manlio es un personaje priísta que en este proceso electoral pretende llegar al Senado de la República bajo la marca política del PRI.
Seguramente en otro contexto nacional, -caracterizado por paz y seguridad-, hubiese sido interesante descubrir la verdad sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, pero no en el actual, con una violencia desbordada que requiere del 100% de la atención presidencial.
Sin embargo, con este elenco, el remake 2024 promete ser un gran reestreno de alto potencial electorero.
Mientras tanto, miles de víctimas de la violencia de hoy siguen mendigando, -aunque sea de refilón-, unas migajas de la atención presidencial para su demanda de justicia.
ACOSO SOBRE LA SCJN
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación están dando la batalla por proteger los intereses de todos los mexicanos frente al acoso que surge desde la presidencia de la república para imponer su proyecto de gobierno sin respetar los procedimientos constitucionales.
La aplanadora focalizada sobre cada uno de ellos en lo personal, los convierte, -ante la percepción pública-, en enemigos del presidente y de su proyecto, generándoles riesgos y poniéndolos en peligro de modo irresponsable.
El continuo ataque que reciben desde las mañaneras en contra de su reputación personal, -sin que se aporten pruebas-, representa un abuso de poder.
Es fundamental que los organismos de la sociedad civil se manifiesten en apoyo de ese esfuerzo que ellos hacen por proteger el estado de derecho. Deben sentir que un sector de la población les apoya y reconoce su valentía por preservar la independencia que la constitución otorga al Poder Judicial.
¿A usted qué le parece?
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