OPINIÓN

La izquierda y el pragmatismo mexicano

26 dic 2021 | Ricardo Homs

La supuesta izquierda que hoy detenta el poder en Latinoamérica carece de los tintes ideológicos que definen a esta doctrina política. Su motivación evidente es su afición al poder y las prebendas que se derivan de él.

Las políticas gubernamentales instrumentadas por la 4T están muy lejos de representar el espíritu de la izquierda. La razón es que la idiosincrasia mexicana, -dando reconocimiento a las excepciones que sin duda existen-, no es cercana a los idealismos. Difícilmente el mexicano se deja seducir por ideales políticos.

Si el mexicano no está en busca de oportunidades personales a través de la actividad política, entonces su participación en labores electorales y políticas se podría derivar de la coacción de quienes le dominan, o entonces lo hace por compromiso personal con alguien, o también porque va a recibir algo, -aunque sean simples promesas-, o quizá le impulsa el temor de perder algo de lo que ya recibe, -como sucede con las ayudas gubernamentales-, que se han convertido en la más poderosa herramienta electoral. Pero por idealismo político… ¡jamás!.

Difícilmente el mexicano de hoy inicia una carrera política guiado por el deseo de servir a la sociedad y esto es el problema que hoy nos ha llevado a tener tan baja calidad política. Son las ambiciones personales, -derivadas de una marcada tendencia a la individualidad-, el motor de la participación.

En pocos países del mundo los políticos cambian de partido con la facilidad que lo hacen los nuestros, que incluso, se pasan, -sin ningún pudor-, al partido que tiene una ideología opuesta a la que ellos han defendido durante años.

También debemos reconocer que quien no tiene autosuficiencia alimentaria y vive “al día”, está en posición vulnerable frente a un sistema político manipulador como lo es el mexicano. Por tanto, los programas sociales se están convirtiendo en una posible herramienta de manipulación política.

A lo anterior, hoy se añade la manipulación de los rencores y resentimientos profundos, que ha contaminado nuestra actividad política como un factor de motivación, subjetivo, reactivo y emocional, muy alejado, por tanto, de ideales y valores.

Las experiencias del comunismo de la Unión Soviética, -hoy desmembrada-, nos dejaron un recuerdo de represión y la constancia de la llegada al poder de una nueva oligarquía comunista, corrupta. Ni siquiera Karl Marx fue un ejemplo del humanismo que está implícito en la esencia del comunismo, pues su creador vivió a costas de otros.

Marx vivió como burgués, primero a costa de sus padres y después de su esposa Jenny, -la hija del barón Von Westphalen-, según describe Luís Pazos.

Analizando el contexto actual vemos que no hay congruencia entre el discurso y el estilo de vida de los políticos de esta nueva izquierda latinoamericana, aglutinada primero en el Foro de Sao Paulo, así como en el Grupo Puebla. Estos admiran los modelos políticos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua y así lo manifiestan. Quisieran ver la transformación de México hacia un modelo bolivariano, pero ellos y sus familias no aceptarían vivir como el auténtico pueblo que habita esos países, sino como los burgueses que los gobiernan.

La represión que hoy vive el pueblo cubano, amenazado por su presidente Díaz Canel y la represión nicaragüense del ex revolucionario Daniel Ortega, más la represión de siempre de la Venezuela de Maduro, muestra que la supuesta izquierda latinoamericana no cree en la democracia; mas bien se vale de ella para llegar al poder.

Agustín Etchebarne, -argentino que dirige la Fundación Libertad y Progreso-, dice que “Es fácil ser comunista en un país libre… lo difícil es ser libre en un país comunista”.

Los verdaderos ideólogos del socialismo mexicano, uno de los cuales es Roger Bartra, se han deslindado de la supuesta visión de izquierda de este gobierno. Bartra lo argumenta en su libro “el regreso a la jaula”, publicado en 2021.

Podemos concluir que la congruencia es el único valor político capaz de generar confianza y credibilidad. Sin embargo, hoy en la era de la transparencia, donde la huella digital nos alinea en un mismo presente las declaraciones actuales junto a las expresadas en el pasado, -las cuales quizá respondan a otro contexto-, exhiben a nuestros políticos como el personaje de la Chimoltrufia: “lo mismo hoy dicen una cosa, que mañana otra”.

Sin embargo, es fundamental reconocer que Latinoamérica y más aún México, es un territorio de graves injusticias e inequidades. No hemos sabido ofrecer oportunidades para todos los mexicanos, pues nuestra idiosincrasia, -dominada por el individualismo-, nos aleja del compromiso social, lo cual permite a unos cuantos tener mucho y a muchos tener poco.

Hoy son tiempos de construir una nueva visión de país, -que definitivamente no corresponde a la que promueve la 4T-, que es más de lo mismo, pues representa al priismo arcaico caracterizado por el autoritarismo de la mitad del siglo XX, pero reciclado y con un nuevo rostro. Una visión destructiva que nos pretende regresar al pasado en lugar de construir un proyecto con visión de futuro.

Definitivamente necesitamos promover un nuevo pacto social, donde la economía se sustente en la productividad y no en quitar a unos lo que se han ganado con su esfuerzo, para repartirlo a otros, como lo promueven los bolivarianos, sino en producir más pero con una mejor repartición de la riqueza, para que todos tengan oportunidades de recibir lo que merece su esfuerzo y su aportación al bienestar colectivo.

Necesitamos migrar del neoliberalismo descarnado, que hizo ricos a unos y mantuvo en la sobrevivencia a la mayoría, para desarrollar una economía humanista, socialmente responsable, como lo ha mencionado Juan Pablo Castañón.

No necesitamos recurrir a ideologías trasnochadas, -hoy ya superadas-, que no son sino simples etiquetas políticas que sirven para manipular al pueblo, sino a una nueva actitud colectiva de colaboración y lo más importante, darnos una nueva oportunidad de reconciliación.

Las etiquetas ideológicas dividen y confrontan a los ciudadanos, mientras los políticos cuando están en el cargo se mofan de ellas y mudan de ideología a su conveniencia personal.

Ojalá este año que está por iniciar, -el 2022-, fecha en que por tradición acostumbramos plantearnos nuestros mejores propósitos, tengamos la visión colectiva de unirnos en la búsqueda de un proyecto de país, próspero y equitativo.

LA PARODIA

Pareciera ser que México no tiene hoy suficientes problemas de inseguridad: este es el país donde la gente joven desaparece sin dejar rastro y la delincuencia va al alza aunque el gobierno no lo reconozca. La economía presenta indicios de graves riesgos y con ello el probable impacto del desempleo. Un mundo aterrorizado por el surgimiento de la nueva cepa Ómicron.

Sin embargo, el presidente, -y con él el gobierno federal y los legisladores de Morena-, solo tienen en mente el capricho de realizar una consulta ciudadana denominada de “revocación de mandato”, la cual los ciudadanos no hemos solicitado. La muestra de ello es el alto índice de aceptación presidencial que manifiestan las altas cifras cercanas a un 70%, las cuales representan de facto una ratificación.

Tan irrelevante es para el país realizarla, que el presidente llegó a plantear en una mañanera que la realicen los ciudadanos de modo improvisado en lugar del INE, con lo cual queda claro la innecesaria justificación jurídica. La campaña a favor de la revocación parece ser un simple distractor que capta la atención ciudadana, a fin de desviar la atención de los graves problemas del país.

¿Y LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA?

No obstante que la SCJN decretara que la prisión preventiva oficiosa debe aplicarse por excepción, vemos que sigue siendo la regla y además deja una grave sospecha de que responda a estrategias políticas.

La detención por parte de la Fiscalía del Estadio de Veracruz de José Manuel del Río Vírgen, -bajo la acusación de haber participado en un asesinato-, deja la sospecha de la politización de la aplicación de la justicia.

Del Río Vírgen es un político de larga trayectoria, que actualmente es secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, quien además ya ha sido alcalde y diputado.

Tiene una imagen honorable, lo que hace parecer inverosímil la acusación e innecesaria la detención.

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