México y Trump: distinguir entre discurso y realidad

Donald Trump en su toma de posesión fue fiel a sus convicciones: institucionalizó la plutocracia - los millones influyen en la toma de decisiones del gobierno-, y se vale de la polarización para generar incertidumbre e imponer su agenda mediática.

Un tercio de las políticas anunciadas cambiaría radicalmente el funcionamiento del planeta. Habrá que distinguir con cuidado entre discurso y realidad. Es la principal asignatura de México y del mundo frente al fenómeno Trump. Una de sus perlas: “me salvó Dios (de un atentado) para hacer a Estados Unidos grande.”

Entre las voces analíticas sobresalió la del hispano Xavier Becerra, exsecretario de Salud de la administración Biden: "Trump es presidente, no es rey. Tiene que cumplir la ley. Llevé 120 veces a los tribunales a Trump por querer violar la ley".  De hecho, Trump es convicto por 34 cargos y enfrentó dos juicios políticos, aunque no le aplicaron sentencias por inmunidad presidencial. Caso único en la historia estadounidense.

Hay que agradecerle a Trump el estilo fuera máscaras: los grandes empresarios van por el poder político para ejecutar acciones que resguarden sus intereses. No fue suficiente la influencia indirecta. Además de Elon Musk (Tesla), a Trump lo acompañaron quienes fueron sus adversarios: Mark Zuckerberg (Meta) y Jeff Bezzos (Amazon). Por parte de México no podía faltar Carlos Slim (Carso).

Los anuncios de Trump sobre México: 1) Declaración de “emergencia nacional en la frontera sur”, lo que dará pie a vigilancia militar, reactivación del programa “quédate en México”, eliminar la política de “capturar y liberar” y continuación del Muro. La deportación masiva comenzará entre el 21 y el 27 de enero, con aquellos -se supone- que tienen antecedentes penales y cargos judiciales; 2) Iniciativa para declarar ‘grupos terroristas’ a los cárteles de la droga. Esto lo tiene que aprobar el Congreso. ¿Así o más injerencista? ¿licencia para matar?; 3) Aranceles comerciales en la forma de “sistema de recaudación extranjera”. No se habló de un porcentaje o cifra específica. Se incluye a China y Canadá; 4) Declaración de “emergencia nacional de energía” con dedicatoria al petróleo, lo que colocaría otro tema delicado en la agenda bilateral.

Ahora bien: ¿somos todo lo que decimos? Técnica Trump: implantar desasosiego con las palabras y así negociar con ventaja. La táctica: exceso en el discurso -alarmar- para pintar raya de negociación que -de nuevo- le reporte ventajas.

Lo performativo es cualidad de ciertos enunciados: se concreta una acción al momento de pronunciarla. Una promesa no puede analizarse en términos de verdad o falsedad. Se requiere tiempo de verificación. Para políticos como Donald Trump 'amenazar es promesa que enriquece'. Su discurso busca lo performativo/ventajista. Presionar, para orientar la realidad hacia sus intereses. Su primera frase fue performativa: "la era dorada de Estados Unidos comienza en este instante". No: hay historia, cultura y memoria. Luego, una frase propia de su cinismo: "no permitiremos que se aprovechen de nosotros nunca más". Como si EE.UU. negociara en desventaja frente a otros países.

Pronunciamiento oficial de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo: “a nombre del Gobierno de México felicito a Donald Trump por su toma de posesión como presidente número 47 de los Estados Unidos de América. Como vecinos y socios comerciales, el diálogo, el respeto y la cooperación siempre serán el símbolo de nuestra relación". Habrá otros pronunciamientos y tensas mesas de diálogos.

Tiempo Trump: fuerza ostentosa, posverdad, fake news, tecnología y redes sociales.

Tiempo Sheinbaum: fuerza social, legitimidad política, mirada a los de abajo y comunicación responsable.

¿Cómo acercar posiciones? Difícil: los anuncios de Trump impactan la relación bilateral. De nuevo: es vital distinguir entre discurso y realidad. Vienen 4 años de fintas y forcejeos con Trump en su adiós, pues no podrá reelegirse. Precisamente por eso, quizás estará dispuesto a todo. Politólogos plantean: no hay que convencer a Trump, hay que convencer a sus asesores más cercanos. También es importante ubicar la economía como idioma primordial del otrora empresario de bienes y raíces que detonó la política con pensamiento contradictorio. El T-MEC, mil 500 millones de dólares que cruzan la frontera diariamente, es la carta fuerte.