Entrampado Marcelo Ebrard

El avezado político, con reconocida capacidad negociadora, experto en relaciones exteriores, no midió sus pasos y ahora está entrampado en el juego del equilibrista. 

El carnal Marcelo, ex corcholata de Morena, se dejó llevar por las ruidosas matracas de las redes sociales, los ensordecedores aplausos que recibía durante su gira de proselitismo, por el canto de las sirenas que salía del Frente Amplio por México, o quizá, de un supuesto pacto escrito en una barra de hielo. 

De última hora, Marcelo Ebrard Casaubón apuesta por agitar el tablero de ajedrez político reclamando la anulación y pidiendo se repita el proceso para la elección de la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, donde alcanzó el 25.8 % de las preferencias ciudadanas contra el 39.4 que obtuvo Claudia Sheinbaum Pardo.

Luego de cinco días de alejarse del escenario político, Marcelo Ebrard anunció que recorrerá el país y pedirá a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena se convoque a nuevas elecciones, de lo contrario renunciaría al partido y conformará con sus seguidores la agrupación Movimiento Progresista, con miras a las elecciones de 2024.

Pero los tiempos y circunstancias son distintas, cuando Andrés Manuel López Obrador decidió abandonar al Partido de la Revolución Democrática en 2012 para formar la Asociación Civil Morena, los adversarios políticos militaban en el Partido Revolucionario Institucional, Partido Acción Nacional y la dirigencia del PRD que habían traicionado los principios sociales. Ahora que por primera vez en la historia México es gobernado por la izquierda, Marcelo Ebrard lleva las contras para favorecer a la clase política de derecha que como “lobos con piel de oveja” quieren regresar al poder, donde su fracaso se reflejó en el número de familias pobres.

Claudia Sheinbaum representa la continuidad viable de la Cuarta Transformación y eso la sabía el excanciller Marcelo Ebrard, quién, no obstante, jugó con las opciones: reventar el proceso interno de Morena, inscribirse como candidato ciudadano, aceptar las invitaciones del Frente Amplio por México y de Movimiento Ciudadano, con el ánimo de aparecer en la boleta para las elecciones presidenciales de 2024.     

Marcelo Ebrard no tiene los seguidores de AMLO, ni la fuerza política de Morena que eligió democráticamente a Claudia Sheinbaum como su virtual candidata a la Presidencia de la República. Durante su recorrido nacional, los ahora ebradistas sabrán del futuro incierto que les espera de continuar impugnando un proceso electoral cerrado, incluso desde Palacio Nacional por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador. Ante este escenario, Marcelo Ebrard estaría tirando por la borda su exitosa trayectoria como gobernador del Distrito Federal, hoy ciudad de México, y como responsable de la Secretaría de Relaciones Exteriores entre otras responsabilidades en su vida pública y de ejercicio profesional que hoy le permiten tener reconocimiento en el país y el extranjero.  

Con su enojo, Marcelo Ebrard, que pudo ser parte de la fiesta democrática, ahora buscar restar votos a Claudia Sheinbaum, complicando la política nacional al anteponer sus ambiciones personales, situación inaceptable cuando viene de un político que ha formado parte de la transformación de México en los últimos años.

Los integrantes del Frente Amplio por México encabezados por Xóchilt Gálvez, Claudio X González, Marko Cortés (PAN), Alejandro Moreno (PRI) y Jesús Zambrano (PRD), alientan desde los medios de comunicación y periodista afines, las diferencias en Morena, saben que por el momento no tienen ninguna posibilidad de competencia real para la Presidencia de la República.

La historia podría repetirse, el maestro político de Marcelo Ebrard fue Manuel Camacho Solís, quien esperaba que su “hermano” Carlos Salinas de Gortari cumpliera con el pacto de nombrarlo candidato del PRI a la presidencia para las elecciones de 1994, situación que no ocurrió porque el Revolucionario Institucional nombró a Luis Donaldo Colosio como su abanderado y, después de su asesinato, a Ernesto Zedillo Ponce de León.  Para los comicios federales del 2000, Camacho Solís conforma el Partido Centro Democrático para cumplir su sueño de aparecer en la boleta electoral al final obtuvo solo 206 mil 589 votos lo que representaba el 0.55 % de los sufragios emitidos ese año. Con ello PCD perdió su registro.