La revista Vogue la semana pasada llevo a cabo una gran jugada mercadológica al colocar en su portada a la modelo Karen Vega. Oaxaqueña de 18 años, con algunos años dedicándose a la difícil industria de la moda y el modelaje profesional. Ella dentro de la revista nos platica su historia de inclusión. En cuestión de horas la palabra Vogue, se volvió tendencia, colocandose dentro de los primeros 10 lugares en Twitter, con 14.4 mil personas compartiendo mensajes relacionados. El semanario Hola, ya había hecho mercado con Yalitza Aparicio, a la que le hizo unas fotos bastante honorables, lo malo es que abuso del photoshop y le salió el “tiro por la culata”, pues todos nos dimos cuenta que había aclarado su piel y hasta estilizado su figura. Lo que dejó a la revista en evidencia de que no estaba honrando sus rasgos, al contrario, los había manipulado para “suavizarlos” y acercarlos a la tendencia anglosajona, deseada y aceptada. Las imágenes de Karen dejan mucho que desear, perdónenme la vida, pero son de muy mal gusto, esta gente se fue a los extremos, miren que retratarla en pastizales y con una gallina en brazos, nuevamente todo se ensombrece, puesto que la revista dice que quiere dejar atrás los estereotipos, pero hace todo lo contrario, nos presenta a la modelo de rasgos autóctonos, cargando una canasta, con un sombrero de charro y con modelos con paja.
Parece una burla, ni modo tenía que decirlo.
Calvin Klein, quien se distingue por siempre apostar por una publicidad provocadora, unas semanas atrás nos muestra como protagonista de su más reciente campaña a la modelo y actriz transgénero, Jari Jones, afrodescendiente, llevando el lema de “ProudOfMyCalvins (orgullosa de mis calvins). Aunque no es la primera vez, puesto que en 2019, Indya Moore lideró una campaña de la misma marca. Obvio, casualmente todo esto, sucedió en junio 26, día del Orgullo LGTBQ+.
Entonces, vemos como las marcas van manipulando a su antojo los entornos, en una falsa defensa y apoyo a las minorías, las utilizan y se hacen inmensamente ricos a través de ellas. Lo que es peor la gente lo consume feliz y los ayudamos.
Todos somos iguales, lo he dicho en ocasiones anteriores. Todos merecemos respeto, y así como lo merecemos debemos a veces otorgarlo y si no, exigirlo. Pero antes que nada otorganoslo propiamente. Y sí, sí, sí sé, que con “dinero baila el perro”, que los contratos son millonarios, que seguramente a estas modelos se lo han de pintar fabuloso, y que han de estar convencidas de que están dando pasos al frente y ayudando al sistema. Yo lo dudo. Porque si así fuera, no venderían de forma tan vanal la idea. Lo que es peor, es ver a miles sintiéndose muy “in” y “open mind” por creerse inclusivos y hablar de estos sucesos y apoyarlos. Así igualito, como cuando Yalitza fue a la ceremonia del Oscar y la nominaron como mejor actriz.
Sinceramente preferiría, ver a mas personajes en conferencias, mesas de trabajo, escribiendo libros, reflexionando, contanto experiencias y compartiendo en grupos sociales donde el mensaje realmente fuera aplaudido y valorado.
Por favor no compre esas bolsas de la gran franquicia de ropa que empieza con “Z” y que están hechos de mecate, pero que como es parte de la colección de esta tienda, nos las venden hasta 10 veces sobre su valor real. Apoye y valore los bordados de nuestros pueblos indígenas, no les regatee, apoye a ellos y a cualquiera que pertenezca a una minoría, para que poco a poco seamos una gran mayoría de gente si tabúes racistas, mirándonos con simplicidad. La inclusión no es una moda.
Comentarios: draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
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