Ahora sí casi todos los días, lo que veíamos lejano, estamos viviendo. Nos enteramos de gente que parte a otra dimensión por culpa del COVID19. Personas mayores, personas con enfermedades crónicas y sí, también, gente joven, sin ningún tipo de problema, la cual, sin embargo, también han sido presa de este virus y no han podido librarle la batalla. Y es que esto es un albur señores, nadie sabe como lo afrontará. Todo depende del organismo de cada quien y de cuanto te cuides. Si seguían con la cantaleta de que no existe, les platico que a mi pesar, conozco por lo menos tres personas que ya, el maldito coronavirus, quito de mi lista de amigos. Y estoy segura, trataron de cuidarse, solo que quizá su cuerpo no pudo resistir esta enfermedad infecciosa. Y es difícil, entender y aceptar como alguien que pudo estar bien, en cuestión de días se va y hay que seguir sin ella. La nueva realidad se está activando y esto es un arma de dos filos. Todos queremos que la cuarentena acabe ya, pero también tenemos miedo. Porque esta es una gran prueba.
El virus sigue ahí. La pandemia no ha terminado. El riesgo esta presente en todos lados. Y no digo esto para sembrar pánico. No por favor, no lo entienda de esta manera. Lo digo, para tratar de crear consciencia y reforzar las medidas de precaución. La sana distancia y el lavado de manos es básico en esto.
Los centros comerciales están por abrir de nuevo, la economía necesita reactivarse y es aunque usted no lo crea, algo urgente, ya que si esto no pasa, pueden venirse catástrofes sociales inimaginables. No podemos seguir sin empleo, sin ventas, sin dinero para comprar lo indispensable para llevar un plato caliente a la mesa de nuestras familias. El dinero necesita circular, para evitar robos, saqueos, y un sinfín de actos provocados por la desesperación de muchos en circunstancias de carencia extrema. Necesitamos entender que hay múltiples realidades, muchas que no alcanzamos a distinguir, pero que están ahí, que son vividas por desgracia por el grosor de la población, en el cual también tenemos que pensar, ayudar y entender.
El regreso a la escuela lo calculan para el 10 de agosto de forma escalonada en los diferentes niveles. Y esto será una gran movilización y desafío. Yo sé que igual que la economía, la escuela debe seguir, más no estoy segura si la forma presencial de tajo, sea lo más prudente. Necesitamos ver que hacen los países que nos llevan la delantera en esta contingencia sanitaria mundial, para ver sus reacciones y sus modus operandi, pues así como aprendimos a instaurar una cuarentena como ejemplo reproducido, también necesitamos una guía en la activación de la nueva realidad, sobre todo en el tema de nuestros jóvenes y niños, que son nuestra energía, los que nos mueven y por desgracia también, al dejarlos de nuevo en la escuela, los que van a mover y hacer circular al micro organismo.
Prudencia, calma y buena actitud ante todo lo que se viene. Seguiremos escuchando de gente que se nos va y seguiremos en un duelo constante. Seguiremos sin entender y en el estrés. Añorando lo que tuvimos y no supimos valorar. Pero es un hecho que ahora, nos toca tomar lo que tenemos, agarrarlo fuerte y cuidarlo. Cuidémonos y cuidemos a los que queremos. Respiremos y activemos nuestro intelecto en una dirección positiva y encausada en el bien común. Y ojo, por favor, no quiera aventar la responsabilidad de todo que suceda al gobierno, la responsabilidad es de nosotros y de la forma en que actuemos y encaremos la situación.
Ya todos estamos en este barco, rememos en un solo sentido y con la prudencia correcta. Lávese las manos. Lávese las manos. Lávese las manos.
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