Cada vez es más claro que tenemos un mandatario como una de las canciones de Shakira “ciego, sordomudo, torpe traste y testarudo”, y escaso de empatía con todo lo que ocurre en el país. Los sucesos no han cesado y él, no se da cuenta o no se quiere dar cuenta que necesita reaccionar. Y no, no estoy diciendo esto para que crean que estoy en contra, que le tiro mala leche o que estoy empezando un complot. Nadie en este país desea tener un mal gobernante. Todos queremos lo mejor, todos soñamos. Muchos le dieron el voto de confianza. Había muchísimas ilusiones, y la realidad es que no, no puede. Y eso no es estar en contra, es ser realista, no pudo. Le quedó grande. Y no es que antes estuviéramos mejor, y que nos habíamos acostumbrado a vivir a media corrupción en un avance lento, no, dejemos de escuchar ese cuento, no. Es realmente desesperante ver tanto zombie, repitiendo las mismas letanías, aplaudiendo un discurso con unos “datos” hoy y otros mañana, completamente diferentes, pero que dichos por la boca de Andrés se graban en piedra y no hay forma de concebir un análisis real y profundo más que lo que este dice.
Y no es porque lo diga Calderón, Zedillo o cualquier otro mandatario, no, no, no, la escasez en todo sentido que este gobierno ha manifestado cualquiera lo puede vislumbrar, poniendo un poquito de atención a lo que pasa. La última muestra es lo que el pueblo Acapulqueño está viviendo y el dolor que todos los que observamos sentimos al ver la falta de sensibilidad, empatía, y dirección para llegar lo más rápido y efectivamente posible a los más necesitados. El tan odiado sector privado y la “oligarquía” que tanto gusta despedazar en su discurso han accionado con más entereza y activado recursos para intentar comenzar lo más pronto los trabajos de ayuda, recolección y entrega de víveres, planeamiento para la reconstrucción, etc. Mientras Andrés hace show, ensuciándose los zapatos de lodo al bajar de una camioneta atascada y sus súbditos le aplauden cual focas de circo. En las costas de guerrero hay muertos, desaparecidos y escases de agua y alimento. Otis con su categoría cinco, parece ser como el estrago que la naturaleza nos envía para sacudirnos y hacer notar si esto es lo que queremos seguir viviendo a un año de las próximas elecciones. Tibio. Obviamente llegarán a ocupar la silla un sexenio más, pues ya ve que a Andrés nadie le gana, y todos los que ostentan competir, están compitiendo contra él, no contra Claudia. Así que si no accionamos nosotros y por lo menos, no nos ponemos más exigentes y críticos, realmente el caos que está por venir será peor que cinco Otis juntas. Hay que dejarse de vender por 30 monedas llamadas becas Benito Juárez y Pensión bienestar
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