martes 10 julio 2018 8:12 AM
Redactor : Rosalino Ramírez
Francia y Bélgica cruzan sus caminos en busca de la final en un duelo que ofrece a los Bleus el papel de favoritos pero recuerda que la historia favorece a los Diablos Rojos. La solvencia del grupo de Deschamps, menos brillante pero absolutamente fiable enfrentada a los de Roberto Martínez, que cuentan sus partidos por victorias y llegan al choque catapultados por la moral que les supuso dejar a Brasil por el camino.
Tres años después de su último cara a cara, solventado con una excepcional victoria belga en París por 3-4, Francia se sabe enfrentada al momento de la verdad, dispuesta a dar el paso último que no pudo en la final de la Eurocopa de 2016 en que fue derrotada por una rácana Portugal en el Stade de France y con una base de futbolistas que se encuentran en el momento óptimo de sus carreras.
Será algo más que un cara a cara entre Griezmann y Hazard. Se aventura un partido máximo en el que se comprobará tanto la fiabilidad de Lloris y la magnificencia de Courtois como el crecimiento de Mbappé ante la potencia de Lukaku; la firmeza defensiva de dos equipos que han encajado cuatro goles en los cinco partidos disputados anteriormente y que han convertido el juego de posición mezclado con la electricidad ofensiva en su razón de ser... Además de su buen hacer deportivo, como quedó mostrado con grandeza en el partido frente a Inglaterra de la primera fase.
Y, también, la capacidad de liderazgo que se verá en los banquillos, donde Deschamps ha acabado por ganarse todo el crédito que, de forma sensacional, logró en el banquillo belga el catalán Roberto Martínez.
Dos veces se enfrentaron solamente en la historia de la Copa del Mundo. En 1938, en París, Francia se impuso por 3-1 en los octavos de final y en 1986, en Puebla, los galos volvieron a vencer por 4-2 (en la prórroga) en la final de consolación, después de ser eliminados en la semifinal por Alemania y Argentina respectivamente.
Aquella cuarta posición fue la mejor de siempre para estos Diablos Rojos que han alcanzado su punto álgido bajo el mando de un Roberto Martínez con el que acumulan 25 partidos sin conocer la derrota en los dos últimos años. Nunca, desde 1986, llegaron al penúltimo partido del torneo y lo hacen ahora con menos sensaciones de inferioridad que en aquella ocasión, cuando cayeron ante la Argentina de Maradona.
Francia quiere, por su parte, repetir la gloria de 1998, cuando bajo el liderazgo de Zidane conquistó un título legendario, con un equipo capitaneado por el mismo Didier Deschamps que dirige ahora a la selección.
Un partido enorme en San Petersburgo... Con Moscú como objetivo final.
Fuente:Espn/rrc/Foto: Internet
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